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Te traigo un listado de hasta trece creencias erróneas de los escritores, sobre todo, noveles; creencias o conceptos equivocados acerca de la escritura que no suelen contrastar.

Trece creencias de los escritores que no se contrastan, cuando muy a menudo ni siquiera tienen un fundamento real. Y no están todas. Clic para tuitear

Hablo con conocimiento de causa porque yo misma he sido devota de muchas de ellas.

Primera de las 13 creencias erróneas de los escritores

Escribir un libro es fácil.

Hay quien cree que basta por haber pasado por el colegio, tener un poco de gracia y saber escribir una palabra detrás de otra. O que basta con saber hablar y con tener un poco de imaginación. ¡Hay tantas vidas novelables!

Pero si escribir escribe cualquiera, escribir un libro de calidad requiere tiempo, pasión, esfuerzo, dedicación… y buenas dosis de humildad.

Segunda de las 13 creencias erróneas

El talento lo es todo.

Ya te digo yo que no, que hace más quien tiene voluntad y se disciplina que quien tiene «solo talento». Voluntad, disciplina, partirse los cuernos, perseverar…

Tercera de las 13 creencias

El primer borrador es el que cuenta por ser el más espontáneo, el más genuino.

Lamento el chaparrón. El primer borrador lleva aparejado un complemento ineludible: primer borrador de mierda.

El primer borrador es solo el comienzo. Luego viene la reescritura, las múltiples revisiones, ajustes, correcciones… Toda la liturgia del después, que tanto apreciaba James Joyce (más, incluso, que escribir).

Por cierto, liturgia del después es un modo de decir que hice mío desde que se lo oí a Andrés Neuman; otro escritor que adora ese proceso que viene en cola.

Cuarta de las 13 creencias erróneas de los escritores

La inspiración debe existir y ser constante.

¿La inspiración existe? Ya lo creo que existe, pero no viene a la hora que a uno le interesa. ¡Ni con rituales de magia! Los psicólogos aseguran que hacen más una voluntad firme y una disciplina a prueba de distracciones.

No la esperes.

Ponte a currar. Así, cuando llegue, se combinará con el hábito de escribir; hábito que ya te estará ayudando a ordenar pensamientos, a poner orden en las ideas y a ser más creativo.

Porque primero es trabajo y es con la práctica cuando las musas se presentan.

Quinta de las 13 creencias erróneas

Hay que escribir en soledad y mantenerse así durante el resto de las etapas.

Escribir en soledad, tener un cuarto propio, como decía Virginia Wolf, es imprescindible, aunque hay quien se raya si no lo hace en medio de ruido; en un bar, por ejemplo.

En alguna medida, hay necesidad de soledad para escuchar lo que demanda ser escrito. Para encontrarse con lo que quiere ser dicho.

María Zambrano, en su texto Por qué se escribe y para poner los puntos sobre las íes, decía: «Escribir es defender la soledad en que se está; es una acción que solo brota desde un aislamiento efectivo, pero desde un aislamiento comunicable».

Por un lado, hay un intento de cuidar lo propio, de encontrarse frente a frente con aquello que se va a decir. Es como desdoblarse, como poner la oreja a un otro; un otro que, fuera de los ruidos y zarandeos de la vida ordinaria, y a pesar de ser uno mismo, se transforma.

Por otro, hay una voluntad de comprender las distintas etapas del proceso editorial. Los escritores de éxito suelen involucrarse. Aprenden sobre cada parte del proceso y también sobre la industria del libro y el mercado.

No es poner fin y que luego venga otro a arrear (léase a corregir, editar, publicar y promocionar).

¿De dónde obtendrás retroalimentación? ¿Cómo sabrás qué efecto tiene lo que escribes? ¿Cómo cuidarás, si no, la cadencia del texto, las metáforas y otras figuras literarias?

Sexta de las 13 creencias

Todo lo que sale de la creatividad del escritor tiene un único final: publicarse.

No. Definitivamente, no. Hay cosas que uno escribe para sí, para su propio bienestar. Incluso en esas horas en que uno se siente huérfano de todo y hasta de sí mismo.

El escritor, antes de verse sometido al imperativo de publicar, debería escribir mucho. Debería probar distintos registros, aprender a entonar, a decir lo mismo desde distintas posiciones; debería someterse a la crítica de los lectores virtuales (lectores beta, lectores cero).

De todo eso saldría (saldrá) fortalecida su voz.

Si el punto del que partes es «así soy yo y así escribo y esto no me lo cambia nadie», publicarás (te autopublicarás; es tan fácil). Pero te diré algo: serás de los que acaban convirtiendo Amazon en la casa de Tócame Roque.

¿No lo crees? Pues mira lo que te digo: errores y erratas pasan inadvertidos aun cuando el manuscrito ha pasado por dos y hasta tres correcciones profesionales.

Imagínate qué no pasará cuando apenas ha pasado por una o por ninguna.

¿Es un desembolso? Como lo es salir adelante, vivir. Uno ha de invertir en estudios, cursos, viajes, alimentación de calidad, tiempo de dedicación. ¿O es que pretendes tener una carrera como escritor sin invertir?

Lo que de verdad importa, después de todo, es sentirse orgulloso de lo que se ha escrito.

Séptima de las 13 creencias erróneas de los escritores

Hay que publicar cuanto antes.

Conviene ver el camino del escritor como una travesía a largo plazo. Un viaje de años de lecturas, de tentativas, de arrojar palabras a la papelera real o virtual.

Otra creencia errónea está relacionada con los tiempos urgidos en que vivimos y con la facilidad de publicar sin haber quemado etapas.

No lo hagas. Ten respeto por ti mismo. Por la mirada que puedas hacer a tu escrito cuando vuelvas a él… pasado un tiempo. Te llenará de ternura por el desastre perpetrado en aquel entonces; ahí encontrarás la pista de tu propia evolución.

Octava de las 13 creencias

El éxito llegará rápidamente.

Esa es una expectativa muy poco realista. Convertirte en un autor reconocido de la noche a la mañana es tan difícil como hacer pleno en una Bonoloto.

Desengáñate. Recoloca tu ambición: el éxito en la escritura exige, además de tiempo y perseverancia, una combinación nada desdeñable de talento, oportunidad y ¡suerte! (que, generalmente, tiene que ver con tocar muchos palos).

Además, puedes hacerlo todo muy bien y seguirá sin depender solo de ti.

Novena de las 13 creencias erróneas

Pensarlo todo en términos económicos.

Desde mi punto de vista —y no critico esa aspiración—, pensar solo en ganar dinero es como educar hijos para garantizarse el cuidado en la vejez. Es pervertir el objetivo. Es equivocarse de plano.

«Me han dicho que si me autopublico en Amazon, me forro».

Así lo veo: escribir debería ser como rastrear el alma, como indagar qué nuevos significados adquieren las palabras y los silencios. Como desentrañar qué es eso que quiere ser contado.

Pensarlo todo en términos económicos es como criticar a las editoriales —que no hablan de literatura ni de libros, sino de productos y de ventas— e incurrir en lo mismo.

Décima de las 13 creencias erróneas de los escritores

Autopublicar es el camino fácil.

Autopublicar es desafiante, exigente, extenuante. ¿Por qué? Porque requiere asumir toda la responsabilidad, tanto de la corrección y la edición como de la puesta de largo de la obra.

Estos autores (con suficiente amor propio y conscientes de sus limitaciones) optan por contratar editores, correctores, maquetadores y portadistas profesionales; es decir, se aseguran de entregar la mejor obra posible a sus lectores.

Sinopsis, portada, título… son aspectos cruciales que deben estar vinculados a un contenido chapó; esto es, a una historia con enjundia, bien escrita y bien editada.

Y queda, después de haber finiquitado la obra y de que su acabado sea impecable, la distribución y comercialización. Es llegar a tiendas en línea y promocionar el libro (tener un plan de promoción una vez que se publica y no dar la vara espameando). ¡Ojo!: puedes acabar con un buen montón de cajas en casa y sin saber a quién ofrecer los ejemplares.

Echa un vistazo a este pódcast que se ocupa de ayudar a autopublicados en la distribución.

Añádele establecer estrategias de precios y formas de llegar a esos lectores que estarán encantados de leerte (y que, dicho sea de paso, no suelen ser ni familia ni amigos).

Y añádele también que tendrás que bracear en el inmenso océano del mercado editorial. La competencia es feroz y destacar entre la multitud de brazos que se alzan en la superficie, un completo desafío.

Dos apuntes más acerca de la autopublicación

Uno: la visibilidad del autopublicado es limitada. Confiar en las reseñas es un camino, pero han de ser cuantiosas si se quiere ganar reconocimiento.

Dos: el autopublicado debe ocuparse también de la gestión de los aspectos legales y financieros (derechos de autor, impuestos, contabilidad relacionada con las ventas de los libros).

No le quites mérito a tu propio compromiso con la autopublicación.

Undécima de las 13 creencias

La publicación tradicional es la única salida.

A más de un escritor le parece que es la única forma legítima de éxito: publicar con una editorial establecida.

Pero internet está lleno de experiencias de escritores autopublicados y exitosos. No tienes más que teclear «escritores autopublicados famosos» y te salen. Entre ellos, Ana Ballabriga y David Zaplana, Eva Sáenz de Urturi, Raquel González Osende (finalista del Premio Literario Amazon en 2020, cuyo manuscrito ayudé a pulir) y Fernando Gamboa.

Duodécima de las 13 creencias más habituales entre los escritores noveles

No necesito leer mucho.

Esta es la cantinela de algunos noveles. Hay quienes creen que su estilo (ese que no han acuñado todavía) podría desvirtuarse si leen mucho. ¿Y si se les acaban pegando las formas de decir de otros?

Déjame decirte que tal prejuicio es parecido a imitar la letra de otro pensando que acabará escribiendo igual; creyendo que no emergerá por entre los trazos su propia impronta.

Lee. Lee mucho y de todo. Verás cómo no se te pega nada feo o desagradable; al contrario, verás que vas refinando tu estilo; verás cuánto incrementas tu conocimiento y cuánto tu vocabulario; verás cómo te familiarizas con las diferentes técnicas narrativas.

Decimotercera y última de este listado de creencias erróneas

Escribir raro, con palabras rebuscadas y pretenciosas es tener nivel.

Nada más lejos. Nada como ser claro, como ofrecer imágenes vívidas, estimulantes, metáforas atinadas, analogías, repeticiones (a veces, solo tienen que ver con la sonoridad). Busca la concisión, sé creativo; da vuelo a tu prosa utilizando las palabras de manera que expresen más.

En el extremo opuesto está la otra creencia: la de que escribir es como hablar. Ten cuidado, no vayas a convertirte en un escritor peligroso.

Propina 1

A pesar de los desafíos que presenta la autopublicación, también ofrece ventajas:

  • Control total sobre el proceso creativo.
  • Mayores regalías (al menos, como posibilidad; el asunto de la distribución, con el gran porcentaje de presupuesto que lleva aparejado, hay que dejarlo aparte).

No hay caminos asfaltados que te conduzcan a la gloria. Sea que escojas la autopublicación o la publicación con editorial tradicional, necesitarás mucha fe en tu obra y en ti mismo. Y grandes dosis de pasión (= constancia, perseverancia, resiliencia…). Todas esas capacidades que hacen de una persona alguien excepcional.

Propina 2

Recuerda que puedes imprimir libros bajo demanda. Salvo que quieras ver tu casa invadida por cajas llenas de libros que no sabes cuándo ni cómo tendrán salida, piensa en esa posibilidad.

Propina 3

Y ahora, ve y cuestiona todo esto que digo y disponte a aprender y a adaptarte a lo que exige el camino de la escritura. Escribe, lee mucho, aprende los entresijos del oficio. Te ayudará a cargarte estas creencias y a intercambiarlas por otras más ajustadas.

Sé humilde, persevera, ten buena actitud. Tu hígado sufrirá menos y tendrás más posibilidades de festejar tu trayectoria cuando mires atrás.

¿Dirás que no?

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