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Redactar una buena sinopsis tiene su intríngulis. Más vale que entremos en especificaciones.

Si la cubierta es un rótulo plantado en una puerta de entrada, la sinopsis es la puerta de entrada en sí.

Tarde o temprano, si quieres enviar tu manuscrito —se trate de novela, ensayo, divulgación, cuentos, relatos, guion o cualquier otra cosa publicable y no solo en formato libro— tendrás que redactar una sinopsis.

Redactar una buena sinopsis exige responder una serie de cuestiones previas y definir el medio al que irá destinada. Share on X

«¿Y de qué va tu novela?», te preguntarán incluso tus lectores beta.

Ahí empieza todo. En lugar de responder «eh…, esto…, bueno…», haber redactado una buena sinopsis te servirá para no titubear.

Cuatro premisas para redactar una buena sinopsis

La concisión es siempre una virtud, pero si hablamos de sinopsis, se vuelve vital. Imagina que las palabras se vendieran en una joyería y que cada una te costara… el sueldo del mes. Aquilata ese sueldo. Aprende a destilar esencia.

Para destilar esencia:

  • sé breve,
  • sé claro,
  • di lo necesario,
  • y sé eficaz.

Porque no da igual decir de un modo que de otro.

Sinopsis significa visión de conjunto y está formada, en origen, por raíces griegas συν (syn, ‘junto’) y οψις (opsis, ‘ver’). Algo así como obtener la foto en un golpe de vista.

Y no sigue siempre un mismo patrón ni es siempre igual.

¿Por qué? Porque no le hablas igual a tu madre que como lo harías en el Congreso de los Diputados; por poner un ejemplo extremo.

Otro más próximo: a tus lectores beta te diriges de un modo distinto que a una editorial o a un agente literario. Tampoco empleas las mismas palabras para dirigirte a quien te diseñará la portada que si vas a autopublicar. O si se trata de un comunicado de prensa.

Redactar una buena sinopsis va de ajustar la información a cada caso.

De manera que las tres patas sobre las que se asienta una buena sinopsis son brevedad, claridad y efectividad (o eficacia, que va a depender de a quién te dirijas).

Meter la pata al redactar una sinopsis

¿A quién te diriges? ¿Qué efecto quieres causarle? Ponte una foto delante y háblale como si estuviera ahí. Pero afina, perfila, ajusta tu discurso hasta dar con la quintaesencia de lo que quieres comunicarle.

Quintaesencia es extracto, pureza, y la pasión de querer convencer puede llevarte a derrapar, o sea, a contar de más. O de menos.

Un golpe de vista es un párrafo; no más. Quien quiera saber más, tendrá que leerse la historia.

Esto es así porque un agente editorial o un editor no van a leerse trescientas (ni 300 ni 20) páginas de un manuscrito sin saber qué van a meterse entre pecho y espalda. ¿Vale la pena? ¿Cómo vale la pena?

Ofrece un bocado fino para abrir boca y poner a punto el estómago. Bríndales un aperitivo que sirva como promesa de lo que viene detrás. Recurro de nuevo a la máxima atribuida al arquitecto Mies van der Rohe de «menos es más».

Un aperitivo, unas pocas líneas. ¿Qué quieres que recuerden?

Mide las palabras que empleas en la sinopsis. O son las justas o te cargas el invento.

Si mandas una nota de prensa y no es meridianamente clara, interpretarán lo que mejor les venga y así saldrá.

Pregúntate cuál es tu objetivo al escribir esa sinopsis.

Cuatro aspectos comunes con independencia del destinatario

Estos son tres aspectos que interesan a todo el mundo: el título de tu libro, el tema o el de qué va y el género al que pertenece.

Título: son las primeras palabras en las que te toca atinar.

Tema: amor, muerte, superación personal, envidia, avaricia, injusticia social, ajuste de cuentas, celos, búsqueda espiritual, conflicto familiar, conflicto social, intolerancia, prejuicios…

Argumento: cómo pasa lo que pasa, a grandes rasgos.

Género: si va de amor, de horror, de fantasía, si es drama o si es historia (en qué período se inscribe), si se trata de novela negra, policíaca, de detectives, ciencia ficción o de aventuras.

Escribe la sinopsis en tercera persona. La sinopsis se escribe en 3.ª persona. (No como el «sobre mí» de un blog, que se me saltan los puntos cada vez que veo escrito en 3.ª). Algo como «yo escribí esta novela por esto, por esto y por esto» solo se justifica cuando te diriges a un asesor literario. O a un formador, a un diseñador; o si te lo preguntaran en una entrevista.

Otros aspectos para redactar una buena sinopsis según el destinatario

Final

No le desvelarás un final a un lector beta, a un periodista que te entreviste ni al diseñador de la portada. Tampoco a tu público ni, aún antes, a tus lectores cero.

  • Se lo desvelarás a tu asesor; a mí, si quieres que te ayude en una reescritura o a atinar con una estructura mejor, si buscas cómo mejorarla. (Y más cosas: cómo son los personajes, física y psicológicamente; filias, fobias, vínculos fijos y accidentales, localizaciones, época, tramas, subtramas…).

Un asesor necesita información que le permita saber qué se espera de él y cómo puede ayudarte.

A un diseñador tendrás que transmitirle la atmósfera y lo más relevante para que el diseño de la cubierta (u otros que se acompañen) se ajuste.

A un entrevistador te conviene darle frases pegadizas que no induzcan ni a error ni a equívocos. O corres el riesgo de que destrocen el lanzamiento.

La editorial, en cambio, necesita saber qué tiene tu libro de especial…

  • como para incluirlo en su catálogo;
  • como para seducir a sus lectores.

Lo que espera, además, es que le presentes una buena propuesta editorial.

Si se trata de otro medio (novela gráfica, corto, película) necesitarías describir en una o dos páginas número de localizaciones, de personajes, época (vestuario)… de manera que puedan calcularse los costes.

A un lector, te lo tienes que camelar, despertar en él curiosidad y empatía. Esta sinopsis es la que coincide con la comercial, la de la contracubierta.

Palabras clave para completar una buena sinopsis

¿Qué palabras dirías que diferencian a tu novela de otras de su misma temática o género?

  1. Si lo tuyo es la novela de terror, echarás mano de palabras como sombrío, espeluznante, macabro, amenazador, siniestro, sangriento, vulnerable.
  2. Si escribes novela negra, podrían ser mafia, crimen organizado, asesinato, pandilla, conspiración, sicario, armas, mercenario.
  3. Puede que escribas novela histórica; en tal caso, podrán servirte palabras como guerra, reyes, batallas, intrigas, armadura, castillo, palacio, sables, guardia.
  4. Para una novela de ciencia ficción, por ejemplo: futuro, incertidumbre, viaje en el tiempo, universo paralelo, distopía, replicante, ética, persecución, amenaza.
  5. Para una novela de realismo mágico: normalidad mágica, real maravilloso, percepción, desmesura, intuición, exacerbación sentimental, narrador impasible.
  6. Si se trata de una novela de fantasía: magia, búsqueda, grimorio, brujería, portales, hadas, dragones, misterio, laberinto.
  7. Y si tu novela es de amor y lujo…: emoción, millonario, aristocracia, nobleza, joyas, diamantes, belleza, estrellas, elegancia.
  8. Ahora, si va de amor sin lujos ni aderezos, sino con lucha de clases…: pobreza, riqueza, preocupación, inquietud, obsesión, drama, desgarro, lucha de clases, viaje, triunfo amoroso.

Las palabras clave le interesan…

  • A tu lector,
  • a la editorial,
  • al entrevistador,
  • al diseñador.
  • Y pueden interesarle, pero no necesariamente, al asesor.
  • También al medio al que quieras adaptarla, si fuera el caso.

Las palabras clave te interesan a ti, por descontado, si piensas autopublicarte.

Lector ideal

Tu lector quiere saber de qué trata, si se lo va a pasar bien o no; si le gustará por aquello que le contaste y le resultó sugerente. Y le gustará si previamente ha conectado contigo y con tu estilo.

De modo que la información sobre el lector ideal interesa, sobre todo…

  • A ti,
  • a la editorial,
  • al diseñador,
  • al entrevistador.
  • Y al medio al que —si fuera el caso— se adaptará.

Si es o no tu lector ideal, no le interesa a quien ya se ocupará de consultar su sección favorita en la librería de turno. Y si antes creaste comunidad, lo tienes enfilado.

Número de páginas

Salvo a la prensa y a quien deba adaptarla a otros medios, para quienes el número de páginas es irrelevante, este aspecto interesa…

  • Al diseñador, sin duda, para ajustar lomo, diseño, y saber con qué tipo de material le tocará trabajar. Cuéntale dónde transcurre la acción, personajes principales y cómo son.
  • Al asesor, formador o reescritor, para anticiparse a la envergadura del proyecto y hacer una valoración, tanto económica como relativa a los plazos.
  • Al maquetador: por lo mismo.

Destripes (spoilers)

Temidos destripes. La perla que encierra la ostra, por mucho que quieras preservar la sorpresa, tendrás que abrírsela a algunas personas:

  • A tu asesor,
  • al editor,
  • al diseñador,
  • a quien se ocupe de hacer adaptaciones para otros medios.

Una vez que hayas redactado la sinopsis, repasa su temperatura: ni fiebre ni hipotermia. Ha de ser la justa.

Ahora bien, a quien definitivamente no le interesa saber cómo alguien sale del atolladero es al lector; ni, por supuesto, a la prensa ni al hipotético entrevistador que, si lo sabe, hará bien en callarlo. Insisto en que, en estos casos en que hay publicidad de por medio, solo se trata de abrir el apetito.

En resumen: cuentas todo de cabo a rabo a quien contratas para que te ayude; no así a quien se la presentas para enamorarlo. Cuidas tu historia dando detalles donde debes darlos y omitiéndolos donde es recomendable hacerlo.

Solo en el caso de la editorial, tendrá lugar —con suerte— una relación de amor e interés a partes aproximadamente iguales.

Cómo redactar una buena sinopsis para el lector

Para llevarte al lector al huerto, deberías hacerte preguntas de este tipo:

  • ¿A quién le pasa lo que pasa?
  • ¿Quién se chupa el marrón?
  • ¿De qué marrón hablamos?
  • ¿En qué charco profundo tendrá que meterse?
  • ¿Saldrá embarrado, escaldado; saldrá, quizá, con los huesos rotos?

Una buena sinopsis para el lector (la sinopsis comercial) responde a esas preguntas. No dice cómo hace para salir quien se come el marrón.

En definitiva: cuenta a quién le pasa lo gordo (trama principal); añade qué es eso gordo y a qué precio y en qué circunstancias le tocará lidiar con ello.

Deja al lector con la intriga de si lo logrará, cómo y qué peaje tendrá que pagar. Engolosínalo. Ponle la miel en los labios.

Qué sí y qué no

Para saber qué información seleccionar, una vez que hayas redactado el borrador de la sinopsis, prueba a quitar cosas:

  • ¿Qué pasa si te cargas esa frase o ciertas palabras?
  • ¿Se pierde el sentido si compones el escrito de otro modo?
  • ¿Qué relevancia tiene que la protagonista sea rubia?
  • ¿Se cae el meollo si eliminas detalles?
  • ¿Podría malinterpretarse algo?

Si los personajes secundarios no son centrales, omítelos.

Cuenta lo indispensable y déjate el blablablá para la historia. Con una buena sinopsis das el golpe maestro (porque eso y no otra cosa es engolosinar), el lector compra tu libro y despeja todas las equis que le generó el aperitivo.

Estilo literario

¡No cambies el tono de la novela en la sinopsis! Nada de palabras rimbombantes ni de alambiques:

  • Escribe claro.
  • Emplea palabras sencillas.
  • Selecciona solo las más certeras.

Esto es de cajón:

Una mirada experta es capaz de ver lo que a ti te desaparece. Nunca una sinopsis con erratas, errores, deslices y falta de concisión será una buena sinopsis.

Escribe en tiempo presente y en tercera persona.

Número de palabras

Con unas doscientas cincuenta palabras apañas…, perdón, redactas una buena sinopsis para el lector.

(Para la editorial, pueden ser algunas más; pero no te pases: el doble ya debería ser más que suficiente; y si hablamos de una novela extensa, ponte en mil; no más).

Otra cosa es redactar una buena sinopsis argumental

La sinopsis argumental sigue siendo un resumen más prolijo de la obra. Aquí cuentas quién protagoniza la historia, en qué orden suceden los hechos, qué otros personajes intervienen y qué tramas secundarias hay; cuentas, incluso, el final.

No desdeñes escribir a mano esa sinopsis. Las sinapsis cerebrales (no es un juego de palabras) reciben nuevos estímulos y eso… ayuda.

De entrada, redactar una buena sinopsis argumental te ha servido a ti para no perderte. En segundo lugar, me servirá a mí —si fuera el caso; es decir, a tu mentor, profesor o guía— para ayudarte en lo que quieras profundizar, arreglar, mejorar.

  • ¿Funciona la trama?
  • ¿Nos creemos los personajes?
  • ¿Están los núcleos donde deben estar… o sería recomendable que estuvieran en otro lugar?
  • ¿Están los elementos que son clave porque empujan la acción?

Y por último y no menos importante:

  • ¿Es clara?
  • ¿Se entiende?
  • ¿Quedaron fuera deslices, incongruencias, erratas?

Es la sinopsis que incluyes en la propuesta editorial*, adonde te remito de nuevo.

Propina

¿Y esto es todo lo que puede decirse de una sinopsis?

No.

Faltan ejemplos de los distintos tipos que te encontrarás aquí, aquello de «¿y cómo redactas una buena sinopsis para la contracubierta-lector, para la editorial, para el diseñador o para la nota de prensa?». Porque una cosa es la teoría, y otra, la cosa-en-sí.

De momento, confío en que te haya quedado un poco más claro todo esto que debería estar antes y por delante.

¡Y que me lo cuentes!


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