FORMACIÓN
Formación

  • Filología Hispánica
  • Arte y Decoración
  • Certificado de Profesionalidad de Asistencia a la Edición
  • Máster Coaching Social para la Motivación y los Procesos de Cambio

  • Diseño Gráfico
  • Curso de novela, Cristina Cerrada
  • Taller Redes Sociales, Cálamo&Cran
  • Curso Diálogos en el Guion Cinematográfico, Valentín Fernández Tubau
  • Curso Visibilidad online para escritores, Ana González Duque
  • Redactora y correctora en Edidec
  • Colaboradora en revista Capítulo 1
  • Colaboradora en revista MoonMagazine

Voy a contarte una historia…

Las primeras cartas que escribí fueron para mi abuela. Vivía a 800 km y a muchos más de captar cualquier remota falta de ortografía. «Niña, escribe tú que sabes», me decían en casa. La abuela me iba a querer igual y, aun así, ponía en aquello mi mejor voluntad.

Pero hubo una primera vez en que hice un borrador: la carta sería para los Reyes Magos. Debía ir impecable y no contener errores, erratas ni tachones, «porque si van feas o mal escritas no las leen». Como en la universidad, vamos.

Tenía seis años y quería una bicicleta, así que el riesgo era mayúsculo. Como mis padres no sabían corregirme, llevé el borrador a la maestra.

¡Y había una errata! ¡Mi carta iba a tener un tachón!

Decía: «Queridos Reyes Mágicos», con su tilde y todo. La monja no alcanzaba a comprender mi disgusto y me recomendó no enmendar nada. Sus Majestades no se darían cuenta, pero si la enmendaba no habría manera de que pasara desapercibida.

Tuve suerte: mi bici llegó (¡qué amor por los Reyes Mágicos!) y con ella, dos aprendizajes:

  • la importancia de una buena redacción;
  • lo valioso de ser nosotros mismos en el texto.

 

Nuestros interlocutores celebran la atención al detalle, el cuidado por los términos precisos, el mimo con que confeccionamos cada párrafo. Valoran el conocimiento que tenemos de la lengua, sus mecanismos y vericuetos pero, todo ello, sin descartar lo precioso, porque a veces (permíteme que insista: a veces) lo precioso, lo encantador o lo mágico puede añadir ese valor que hace la diferencia.