Seis correctoras se sinceran para contar lo mejor y lo menos bueno de la profesión. ¿Es porque el verano ya está aquí?, ¿porque lo peor de la pandemia ha pasado y se nos pone cuerpo de jota?
Quién sabe.
El caso es que les puse los perros en danza y, en un arranque de emotividad, les dio —nos dio— por abrir la caja; a nosotras, que no solemos.
Las correctoras saben que la perfección no se consigue nunca, pero se lo curran como si no lo supieran. En ese intento les pasan cosas que han tenido a bien confesar aquí. Clic para tuitearY en la caja había esto:
- Lo mejor de la profesión.
- La experiencia más bochornosa que te ha tocado vivir ‘gracias’ a ella.
- De la que mejor recuerdo guardas.
- En qué sentido ha cambiado tu forma de leer.
- Qué le pedirías a un cliente antes de que te solicite una prueba.
- El artículo más visitado de tu blog.
- Ese al que le tienes más cariño.

María R. Coco
María R. Coco, periodista y correctora profesional, se sincera
Lo mejor de la profesión
Sin ninguna duda, la gente que forma parte de ella. A pesar de que todas (las mujeres somos una mayoría aplastante) competimos por un mercado escaso, no dudamos en echarnos una mano (y no al cuello). Debatimos dudas, escuchamos las quejas… Es el primer trabajo en el que tengo la sensación de formar parte de una comunidad real. Y me enorgullece formar parte de ella.
En cuanto a los clientes, es muy satisfactorio ayudar a que la gente cumpla sus sueños y tengan no solo una buena obra, sino un buen producto. Mostrarles lo bueno de su novela, enseñarles cuestiones que van a aprovechar diariamente, a fijarse en vicios que se solucionan con facilidad…
Lo más bochornoso que te haya tocado vivir gracias a ella
La verdad, no se me ocurre.
Experiencia de la que mejor recuerdo guardas
Corregí una novela de fantasía en la que la autora había estado trabajando cinco años. Ella no tenía ninguna confianza en su obra, pero quería mejorarla. Sin embargo, era muy buena y la animé a moverla por editoriales. Y ahí está, publicada, con buenas ventas, y escribiendo dos novelas más muy diferentes.
En qué sentido ha cambiado tu forma de leer
A veces me resulta muy complicado apagar la función «correctora» en mi cabeza y leo a la caza del error. Me paro en algunas frases para analizar la decisión que se ha adoptado ante un problema concreto, me quejo en voz alta cuando encuentro fallos que van más allá de una errata.
Y, claro, también me ha ayudado a no leer. Si detecto que no ha habido corrección profesional, adiós. Por muy buena que sea la historia, voy a pasarme la lectura en modo trabajo, y no quiero eso cuando leo por ocio. También abandono sin dolor los libros en los que encuentro fallos que una edición habría solucionado.
Qué le pedirías a un cliente antes de que te solicite una prueba
Amabilidad y educación en el correo, eso es primordial. Si no empezamos una relación sobre esas bases, sé que no va a funcionar, y este es un trabajo en equipo. Si no se crea una relación de confianza, que empieza respetando al otro, prefiero dejarlo pasar.
Hay clientes que mandan e-mails así: «Quiero una corrección de mi novela». Tal cual, sin un saludo, sin explicar nada más. Respondes, pides las páginas de prueba, le explicas cómo trabajas… y nunca más se supo. Y otros que sí, envían la prueba, se la devuelves con el presupuesto… y se esfuman. No cuesta nada responder diciendo que no van a trabajar contigo. Quizás me molesta tanto porque me han enseñado a agradecer el tiempo que otra persona me dedica, y pienso que es lo mínimo que se puede hacer. Reivindico los buenos modales como algo que debemos practicar más todos los días y en todas las ocasiones.
Después, suelo preguntarles si es su primera obra, si ya han pasado por un proceso de corrección y cómo lo afrontaron, qué impresión tienen sobre su manuscrito, el género y el público objetivo. Eso me ayuda a hacer un mejor trabajo y a llegar a un nivel de intervención con el que el autor esté satisfecho, que no siempre coincide con el que necesita la obra.
El artículo más visitado de tu blog
Soy periodista y he trabajado en ambos lados de la noticia: en varios periódicos y en comunicación política y corporativa. Cuando empecé con el blog (llevo muy poquito), me pregunté qué podía aportar para ayudar, así que tiré de experiencia. Y sé que ha servido. Hemos ablandado el corazón de algunos redactores de Cultura simplemente hablando su idioma y facilitándoles el trabajo.
El artículo al que le tienes más cariño
Es este. Mis hijos son lectores voraces desde muy pequeños, pero muchos de mis amigos tienen chavales que no quieren ni acercarse a un libro. Mi objetivo era contar algunos de los trucos, juegos y recomendaciones que nos sirvieron para que disfrutaran leyendo desde bien pequeños.
Tus sitios virtuales
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Esther Magar, correctora profesional y escritora, se sincera
Lo mejor de la profesión

Esther Magar
A menudo trabajo con escritores primerizos y suele haber mucho por pulir, pero los ayudo a detectar sus debilidades y a que la historia crezca para que se convierta en un libro disfrutable. Lo mejor de la profesión, sin ninguna duda, es cuando los escritores me mandan correos llenos de agradecimientos y palabras bonitas. En los días duros, basta con releer alguno de esos correos para recordar por qué me encanta mi trabajo.
La experiencia más bochornosa que te ha tocado vivir gracias a ella
Trabajé una semana para una editorial que no hacía corrección de estilo porque no les gustaba «tocar el estilo del autor». Eso ya me demostró que no tenían ni idea de qué hablaban, pero acepté el encargo. Por supuesto, solo tenía que revisar ortotipografía, pero aquello era un sindiós de estilo, lo que me distraía mucho, y la ortotipografía no se quedaba atrás. Cuando me quedaban treinta páginas para acabar el libro, decidieron prescindir de mis servicios porque era «muy lenta». Estábamos a viernes, desde el principio habíamos acordado que iría el sábado, pero prefirieron que no lo hiciera y sacarlo así (dudo que revisaran esas últimas páginas, ni siquiera me preguntaron criterios para unificar).
Sinceramente, creo que no estaban acostumbrados a una revisión tan exhaustiva y preferían hacerlo rápido y mal. Lo peor de todo es que, en la charla final, me dio lecciones de profesionalidad, dejando caer que yo no estaba preparada para las «exigencias del mundo editorial». Me pregunto cuántos de los que se llaman editores se preocupan tan poco del acabado de sus libros. A mí se me caía la cara de vergüenza por dejar un trabajo a medias.
De la que mejor recuerdo guardas
Tuve el honor de corregir Cuando venga el rey, de Luis Carlos Castañeda, la novela ganadora del Premio Amazon 2020. Y, para mi sorpresa, fui la primera persona a quien se lo dedicó. No es mi mejor recuerdo por la parte que me toca, sino porque, con ese gesto, Luis puso en valor a todos los profesionales de la corrección. ¿Cuántas veces los escritores nos niegan o prescinden de nuestros servicios, como si nuestra labor rebajara su arte? Y Luis, en su momento de gloria, se acordó de nosotros.
En qué sentido ha cambiado tu forma de leer
Cuando leo por placer, intento desconectar la mirada de correctora, pero hay libros que me lo ponen difícil. Si es patente la falta de edición, me cabreo mucho. Sobre todo, si son libros de grandes sellos.
Qué le pedirías a un cliente antes de que te solicite una prueba
Que corrigiera su novela a fondo. Hay gente que aún no ha puesto el punto final y ya está pensando en publicar al mes siguiente. Cuanto menos trabajado nos manden el texto, mayor será el presupuesto y menos garantías habrá de un buen resultado.
El artículo más visitado de tu blog
«¿Se pone coma…?». Explicaciones y trucos para resolver todas tus dudas.
El artículo al que le tienes más cariño
Me ha costado elegir, pero me decanto por «¿El escritor nace o se hace?», en el que 35 escritores me contaron cómo nació su pasión por escribir.
Puedes encontrarte con ella aquí
Twitter: https://twitter.com/EstherMagar
Facebook: https://www.facebook.com/Relatos-magar-462815410402378
Instagram: https://www.instagram.com/esthermagar1984/?hl=es
L. M. Mateo, correctora profesional y escritora, se sincera
Lo mejor de la profesión

L. M. Mateo
Casi todo: leo gratis libros maravillosos antes de que se publiquen —como el de Esther Magar, y aquí hago un chincha rabiña y una peineta. Vale, también leo mucha basura, pero compensa— y ayudo a sacarles brillo; la mayoría de los clientes reconocen mi labor (hasta cuando la cago) y trabajo desde casa, lo que me permite organizar mis horarios para disfrutar de mi hijo y procrastinar cuando me da la gana.
Pero sobre todo y ante todo, me quedo con las compañeras de profesión. La hermandad que hay entre nosotras, el buen rollo, la comprensión y la coopetencia (porque competir en esta profesión es una gilipollez si quieres vivir de ella). Aprendemos unas de otras (tanto señalando los errores como los aciertos), nos apoyamos en los malos momentos, nos hacemos críticas constructivas, compartimos clientes sin envidias ni malos rollos y hacemos piña para defender nuestras tarifas.
Y algunas de esas compañeras se han convertido en amigas ya imprescindibles en mi vida. Un abrazo a mi Aquelarre.
La experiencia más bochornosa que te ha tocado vivir gracias a ella
Ninguna. Supongo que tengo claro que siempre voy a tener momentos bochornosos o desagradables en cualquier profesión e intento que no me molesten gran cosa. Aprendo de esas situaciones. Al fin y al cabo, sin ellas, es imposible seguir avanzando como profesional. Y la perfección no existe. Lo demuestra que hace poco se me pasó un puñetero laísmo (¡a mí, con lo que odio los laísmos! ¡Qué la pasa, señora!), pero ya sabemos que erratas y errores quedan siempre. Y nosotras también tenemos vicios lingüísticos inconfesables.
Bah, vale. Mi experiencia más bochornosa (y esta se repite un par de veces al año) es pasarle a mi correctora mis manuscritos. No veas cómo duele cuando la Barbeito te dice cosas como: «Cuando quitemos todos los “es que”, te va a quedar un relato, no una novelette».
De la que mejor recuerdo guardas
Son muchas: clientes que me mandan sus libros firmados o incluso turrones en Navidad, o los que esperan meses porque quieren trabajar contigo, compañeras de profesión que te piden que les corrijas su libro, personas que te envían correos dándote las gracias cuando los ayudas al publicar una entrada en el blog…
Y las conversaciones y las risas por redes, Telegram o en un bar con esas otras arpías de la corrección y el mundo editorial. Sobre todo, cuando nos desafiamos con cosas del tipo: «¿A que no metes esa frase en tu próximo artículo/libro/relato?». Y luego pasa lo que pasa.
En qué sentido ha cambiado tu forma de leer
En todos. Confieso que a veces me cuesta disfrutar de la lectura porque veo algún tic de estilo al que le tengo una manía especial. También analizo frases que funcionan muy bien. Y estructuras, y… Es lo peor, en serio. Así que intento leer solo antes de acostarme, cuando mis neuronas apenas hacen sinapsis y pasan de todo. Pero ahí llega el problemón: me duermo. Porque, sí, nosotras también dormimos. Y no, no tenemos la Ortografía debajo de la almohada.
Qué le pedirías a un cliente antes de que te solicite la prueba
Que relea su texto. Al menos que le pase el horrible revisor de Word. En serio. No es tan difícil, que luego nos quejamos de las tarifas. Pero, alma de cántaro, si voy a dedicar un mes a limpiar tu texto porque tú no te has molestado, y tengo que pagar impuestos, no esperarás que te lo haga por menos de lo que cobra la hora el personal de la limpieza.
Y ya que estamos, también pido respeto: un saludo y una despedida en el cuerpo del mail te dejan en buen lugar. Si no eres capaz de mantener un mínimo de educación, no esperarás que quiera trabajar contigo. Es más, voy a ahorraros tiempo: en esta entrada resumí diez cosas que me joden mucho, a mí y al resto de profesionales de la corrección.
El artículo más visitado de tu blog
Curiosamente, es Cuánto cuesta corregir un libro. En su momento lo escribí un poco cansada de que la gente hablara de lo caro que es el servicio de corrección, pero además había un mutismo casi místico sobre las tarifas, lo que hacía que muchos profesionales recién llegados trabajaran por debajo de las tarifas mínimas recomendadas. Bueno, vale, los siguen haciendo, pero si no quieren pagar las facturas a final de mes ni valorar su trabajo, ya no es mi problema.
Para redactarlo, además, les pedí ayuda a varias compañeras (como a ti, Marian) que expusieron sus tarifas y su perspectiva de esta parte de nuestra profesión.
Ese al que le tienes más cariño
Sin ninguna duda, Lectores cero, escritores y el amor-odio. Lo escribí una tarde de esas en las que no sabes de qué hablar y no creí que se lo leyera nadie. Durante algún tiempo fue mi entrada más visitada y compartida. Y me hizo darme cuenta de que tenía que dejarme de chorradas y ser yo misma: con mis chistes, mi mala baba y mis palabrotas. Y al que no le gustase… Bueno, hay muchos blogs. Igual de útiles, pero menos divertidos.
Y para lo que se te ofrezca, aquí la tienes
Twitter: https://twitter.com/lmmateorelatos
Instagram: https://www.instagram.com/lmmateorelatos/
Facebook: https://www.facebook.com/delypal
Ana Escudero Portal, correctora profesional y escritora, se sincera
Lo mejor de la profesión
La sorpresa de los clientes cuando ven todo lo que has arreglado y su agradecimiento por el aprendizaje que se llevan de la corrección.
La experiencia más bochornosa que te ha tocado vivir gracias a ella

Ana Escudero Portal
Cuando decidí publicitarme con un nombre en inglés, @SimplyAnael, y al buscar mi web en el ordenador de otra persona, me di cuenta de que los resultados que salían después del mío eran de páginas… de un sector muy lejano al de mi profesión. ^^’
De la que mejor recuerdo guardas
Un libro infantil que me recordaba demasiado a otro y ver la evolución que dio en la fase de corrección a partir de mi informe de lectura. Siento que los personajes de ese libro son hasta un poco míos.
En qué sentido ha cambiado tu forma de leer
Hubo una época en la que veía cada errata y me enfurecía. Por suerte, he pasado esa etapa y ahora solo pienso que mientras leo es hora de disfrutar y que no tengo que corregirla.
Qué le pedirías a un cliente antes de que te solicite una prueba
No suelo pedir nada, pero sí les comento mi disponibilidad, porque a veces tengo correcciones en reserva y, si tiene prisa por publicar, mi prueba no le sirve de nada porque no encajan los plazos.
Siempre insisto en que estoy allí para ayudarle y que no tenga miedo a preguntar lo que haga falta, porque solo de la confianza sale el mejor texto.
El artículo más visitado de tu blog
Un artículo sobre esas expresiones que solo frenan el ritmo de lectura, lleno de humor y un poco de desahogo después de varias correcciones encontrándome con un fallo cada vez más frecuente.
Ese al que le tienes más cariño
Un artículo sobre puntuación en el que enseño trucos para puntos y comas sin entrar en cuestiones muy técnicas, que sé que se le atragantan a la mayoría de escritores. Fue una manera de explicarles mis correcciones a los clientes y ayudar a quienes no pueden permitirse una.
Para quedar con ella, date un garbeo por aquí
Twitter: https://twitter.com/EscuderoPortal
Instagram: https://www.instagram.com/escuderoportal/
Facebook: https://www.facebook.com/ana.escudero.portal.escritora/
Silvia Barbeito, correctora profesional y escritora, se sincera
Lo mejor de la profesión

Silvia Barbeito
Cuando te envían un texto que sabes que puede llegar a ser estupendo y te dejas la piel para que así sea. Y lo consigues. Y el sol brilla, los pajaritos cantan y todo es maravilloso y eres feliz y cosas.
La experiencia más bochornosa que te ha tocado vivir gracias a ella
No sé si entra en la categoría de «bochornoso», más bien en la de «cabreante». Una autora a la que no le gustó lo que le dije y se fue a preguntar a Facebook si yo tenía razón o no. Te puedes imaginar los comentarios. El más bonito fue «Tú eres la que paga y ella tendrá que hacer lo que tú quieras». Con esta «persona humana» tengo un par más, pero me los guardo para cuando tenga ganas de suicidarme profesionalmente.
De la que mejor recuerdo guardas
Pues van cambiando y actualizándose. Ahora mismo hace un par de meses que trabajé en un texto como los que te comentaba al principio y la chica ya ha encontrado editorial. Cuando se publique ya os lo diré, porque fue una de las mejores experiencias correctoriles de toda mi carrera. Una auténtica joyita.
Qué le pedirías a un cliente antes de que te solicite una prueba
Que se deje el ego en su puñetera casa. Esto… ¿Con perdón?
En qué sentido ha cambiado tu forma de leer
Ha cambiado y no. La verdad es que siempre he sido una quisquillosa insoportable, así que fue eso lo que me hizo dedicarme a la corrección y no al revés. Es verdad que hay días de mucho trabajo en los que me cuesta apagar el chip (el chis) de correctora, pero si los libros son muy buenos, me dejó llevar sin problemas. No pasa siempre. No, a menudo tampoco.
El artículo más visitado de tu blog
Ni idea. Tengo el blog abandonado por completo desde hace más de un año. Y me encanta escribir entradas, pero no me da la vida. Ya ves lo que he tardado en contestarte a esto. Y ahora tú dirás: «Pero puedes mirarlo». Y yo responderé que lo tengo abandonado, que no me acuerdo cómo se mira y ya llevo diez minutos intentándolo, así que no lo sé. Imagino que alguna en la que me cabreo y me desahogo, probablemente esta:
Soy buena siendo mala, ¿qué quieres que te diga?
Ese al que le tienes más cariño
Creo que este.
Porque fue donde apareció por primera vez María de las Mercedes Antonia y su adicto al cardamomo, y cualquier día de estos serán los protas de la peor novela que habré escrito.
Sus huellas, aquí
Twitter: https://twitter.com/SilviaBarbeito
Facebook: https://www.facebook.com/Silvia.M.Barbeito
Dudaba si incluirme, pero ha ganado la vanidad. (Y, a fin de cuentas, he sido la lianta…). Seré breve.
Marian Ruiz, correctora profesional y escritora de incógnito, se sincera
Lo mejor de la profesión
El placer de quitarle velos al texto para que muestre su verdadero rostro y la satisfacción de los clientes (esos que vuelven y vuelven y vuelven).

Marian Ruiz (la lianta).
El buen rollo con las compañeras; y eso que me prodigo poco (¡quién se ha llevado mi tiempo!).
Lo que aprendo con la necesaria y constante puesta a punto.
Lo más bochornoso
Que cierta persona se buscara triquiñuelas para no pagar y tuviera que mediar PayPal para ponerla en su sitio. Se da la paradoja de haber sido uno de los clientes que más trabajo me dio y que estuvo de acuerdo con todo desde el principio.
Que un autor pretendiera que cambiase mi método de trabajo (y tengo como para dar a elegir).
Hay gente que se perfuma con cosas tan originales —y seguro que carísimas— que hasta le cambian la percepción de la realidad.
De la que mejor recuerdo guardo
Tengo muchos buenos recuerdos (casi) de cada cliente. Destacaría el de una persona que había pasado por un hospital psiquiátrico y que confió en mí porque sí. De alguna otra que hizo caso a su intuición («mi intuición no se equivoca nunca») y de unas cuantas que me han reportado placer del bueno al corregir sus excelentes manuscritos.
De cierto autor de ensayos al que solo me falta conocerlo en persona.
En qué sentido ha cambiado mi forma de leer
Me fijo mucho. Leer ahora es como tener sexo después de dejar de ser virgen (y después aún de la birriosa primera vez). Adoro leer libros bien escritos y soy capaz de dejar alguno por muy recomendado que venga si veo que falla la forma.
Qué le pediría a un cliente antes de que me solicite una prueba
Dime qué quieres, qué expectativas razonables tienes, cómo me has conocido. Sabes quién soy; me gusta saber quién eres tú. ¡Ah! Da las gracias si, después de todo, prefieres sembrar (y germinar) en otros campos.
(Me llegan clientes de los lugares más inimaginables del globo terráqueo y de parte del extranjero, pero hay quien olvida que es bueno y hasta saludable presentarse).
El artículo más visitado de mi blog
A los dos que más cariño les tengo
El escritor frente a su texto corregido.
Cualesquiera de mi proyecto Deseografía; por ejemplo, el primero de todos:
Mis sitios
Algunos días puedes encontrarme debajo de la cama con mucha pereza de salir y, en general, aquí y aquí:
Twitter: https://twitter.com/marianRGK
Facebook: https://www.facebook.com/marian.ruizgarrido/
Facebook: https://www.facebook.com/MarianRuizTextosyDeseografia/
Instagram: https://www.instagram.com/marian.ruizgarrido/
LinkedIn: https://www.linkedin.com/in/marianruizgarrido/
Propina
Una propina solo para agradecer: a mis compañeras, por no salir corriendo ante mi asalto; a mis clientes y a los suyos, por todo lo que ellos saben. A unos y a otras, por darnos placer del bueno.
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