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Esta vez vengo con pistas para mejorar tu estilo literario. Quiero decir, para que sigas mejorándolo 1. Sé que más de una vez te has quedado pasmado mirando cómo escribe tal o cual autor; buscándole los secretos, las vueltas, cómo fuerza las palabras para hacerles decir tal cosa sublime que…

¡Por todos los dioses!, cómo es posible que. ¿¡Cómo hacen para escribir así!? No se te hubiera ocurrido ni de lejos algo con tal hondura, tan revelador. Y tan bien escrito.

Ni a mí, pero juraría que esto va de no resignarse.

Primera pista: abandona la pretensión de ser original para mejorar tu estilo literario

Si vivir es una aventura, escribir también. Y si en la vida a todo hijo le pasan cosas que ya les pasaron a otros, y montones de veces, en lo literario, igual.

Sal a la calle o echa un ojo (medio ojo también vale) a la tele: verás que abundan clichés de otros que deambularon y abundaron antes. En el mundo literario, igual.

Si escribes con la exigencia de ser original, déjalo. Todo está dicho, los temas son los mismos de siempre. Don Quijote ya arremetió con su lanza a principios del XVII y su revolución sigue vigente. No quieras ser otro Quijote; como dicen por ahí, el sitio está ocupado.

Y están ocupados los temas: el amor, la familia, las relaciones, los desengaños, los sobornos, las traiciones, la venganza, la muerte; asuntos eternos, trillados y, a menudo, clicheteados.

No te embarranques en la búsqueda de un nuevo tema o un nuevo formato. También está inventado. En el mundo literario, si algo falta, es tu mirada. Clic para tuitear

Y dicho esto, añadiré que solo te queda una salida…

Segunda pista: ser tú para mejorar tu estilo literario

Desde donde tú ves y desde donde tú vives los enamoramientos o las decepciones, ves y vives solo tú. No hay otra persona ocupando ese lugar. Es justo lo que falta en los libros.

Pistas mejorar estilo literario

Tu estilo literario solo mejora si mejoras tus habilidades; como la manzana, que a fuerza de no desesperar, mira cómo se pone.

Te gusta un determinado género más que otro y lees más de ese que de ningún otro. Y ves aspectos que querrías investigar porque conectan con algo tuyo… que no termina de estar.

Por ejemplo: no aparece el criminal del edificio en que vives, ese vecino tan simpático y amable; ni hay un Dorian Grey enamorándose de ti y zafándose de su obsesión. Quizá te añusga el alma que, de buenas a primeras, treinta y tres árboles hayan aparecido masacrados a hachazos en tu pueblo. Y te preguntas por qué. Te intriga saber por dónde nos vamos dejando harapos los humanos.

Ahí tienes la materia prima. Sigue mirando.

Si aportas un distintivo o lo escribes como a ti te gustaría verlo escrito; si le das un tratamiento que te convenza y lo haces sin forzarte a dar gusto a nadie, quizá te libres de caer en el tópico.

Para eso, tienes que adentrarte en ti. Alguna vez se adentró alguien en sí mismo y alumbró esos epítetos que se han reproducido hasta la saciedad. La evocación de su sentir produjo la oscura noche, el cálido sol, la fría sangre; el fresco y verde prado, la blanca y silenciosa nieve.

Un día alguien tuvo el corazón desgarrado. Luego, todo eso se desgastó con el uso.

Tercera pista: para mejorar tu estilo literario, no basta con que mires así

Eres un rastreador nato, pero si te falla la herramienta del contar, no pasarás de sabueso. Esa manera de decir que detectas en los grandes escritores se concreta en:

  • La habilidad al elegir la palabra precisa. O bien: la magia de atinar con cada término.
  • La conjunción que produce lo inesperado, o sea, la suma que alumbra y deja ver más.

De aquí deduces fácilmente que los buenos no derrochan palabrería vana ni siembran sus textos de párrafos inútiles. Nada de tópicos, de frases hechas, de repetir lo que no aclara y que, peor aún, hace ruido y monta un estropicio.

Pistas que sirven para abrillantar el estilo literario

Mejorar el estilo literario pasa por buscar la sencillez. Estas botas quizá no sirvan para ir muy lejos, pero invitan a dar otros usos a lo ‘trillado’.

Ya me referí aquí a los verbos abusados.

Ah, no va de que sustituyas decir por comentar o por explicar: ni son sinónimos ni hacen de tu estilo literario un estilo más redondo. Lo dice Bernardo Atxaga en Obabakoak: «La primera obligación de un lenguaje literario es no molestar. Y ahí es donde, por falta de antecedentes […] nos duele».

Ahí está lo que hay que arrancarle al sentir, al mirar, al interpretar.

Lee de todo, bueno y menos bueno: te enseña cómo combinar palabras y aprendes a distinguir bueno de mediocre. Y lee poesía. Los buenos poetas tienen la facultad de hacer asociaciones insólitas cuando se ponen a esponjar ideas.

Cuarta pista: huye del falso tono formal para mejorar tu estilo literario

No escribes un prospecto farmacéutico que puede sonar así: «Sitúese el émbolo asegurándose de que la jeringa ha descendido por completo».

Mejorando el estilo literario

Cuando escribas, renuncia a la pretensión de ser original.

De igual modo, cuando tienes al personaje embobado mientras un Ferrari Testarossa le hace una caída de ojos, no dirás:

Tenía un motor central trasero plano de 12 cilindros en V a 180º (no confundir con motor bóxer). Sustituyó en la gama al Ferrari BB 512, también de motor plano central. En vez de carburadores (como el BB 512), tiene la inyección Bosch K-Jetronic por cada línea de 6 cilindros, con presión de gasolina a 6 kg (13,2 lb)/cm2.

(Copiado tal cual de la entrada que el cochecito de marras tiene en la Wikipedia).

Tampoco dirás…

Álvaro era bastante alto, lucía un espectacular mostacho blanco, vestía muy elegante. Estaba viendo un Ferrari que era carísimo. Pero Álvaro era ambicioso. Y mientras lo miraba, pensaba que iba a tener que acabar sobornando a los gerifaltes de la Iglesia si se decidía a comprárselo.

Dirás, más bien:

El coche hacía juego con él, que lo miraba como si tuviera delante a la mismísima Lolita de Navokov. Y le iba a chulear gasolina que daba gusto, pero era lo de menos: estaba dispuesto a triplicar los sobornos y a estirar su tela de araña hasta alcanzar, si hacía falta, a la ilustre curia.

Quinta pista: fenómenos que entorpecen los objetivos de mejora de tu estilo literario

Cuando te presentan a alguien no te cuentan de golpe su vida y milagros; cuando escribes, igual: no vuelques de golpe todas las características físicas y psicológicas de alguien. De lo contrario, presentar a los personajes puede parecerse a sacar una ficha policial o unas radiografías médicas… en la primera cita.

Las cinco más cinco pistas que mejoran el texto literario

Las notas de personajes son para que no te pierdas tú. Cuando escribas, no hables de ellos como si estuvieras declarando ante la policía.

Te presentan a alguien y te dicen su nombre y, si acaso, hacen hincapié en lo que podéis tener en común. Nada más.

Y cinco pistas más para mejorar tu estilo literario

Imagina que acabas de comprar un electrodoméstico y te llega defectuoso: no hará lo que tiene que hacer. Con el estilo literario pasa igual. Te traigo cinco pistas más. Síguelas y tu estilo literario subirá varios enteros en su cotización:

Palabras con defectos de fábrica

Hoy día gana por puntos el escuchar frente al oír, verbos que mucha gente considera indistintos o equivalentes. A mí, personalmente, me repatea ver un escuchar que no implique «oír con atención» y me puse brava aquí. Esther Magar amplía el tema de los falsos sinónimos en esta interesante entrada.

Ni se te ocurra decir «Fulanito realizaba un examen poseído por el miedo a fracasar».

Si relees el párrafo que dice «como si tuviera delante a la mismísima Lolita de Navokov», verás que no hay palabras de quinientos euros. Son todas palabras normales.

Adjetivos que no informan

Huye de adjetivos como increíble, maravilloso, fantástico o alucinante. «Eso» puede ser todo «eso» para ti, pero dejas al lector mirando a Cuenca; porque Cuenca, de pronto, ofrece una cantidad de atractivos que superan con creces los de tu texto. Ese tipo de adjetivos denota falta de rigor, de pasión y de energía.

Y el estilo literario no mejora.

Otra cosa es que las pongas en boca de un personaje. Pero no te entusiasmes y vayas a pensar «esta es la mía». En boca de un adolescente colará como muletilla, pero el lector tiene que ver que es una muletilla que juega.

Pistas que mejoran el estilo literario

Hay quien, por mejorar su estilo, sea o no literario, es capaz de subirse al monte de esta guisa. Ignoro los resultados de tamaña proeza.

Aparte, quítate de la cabeza la idea de que hay palabras vulgares. Estamos hablando de literatura, no de asistir en chándal a una recepción. El contexto, el tipo de narración y la intención tienen la última palabra, valga la redundancia.

Sustantivos que no son naturales

Imagina que no te sale curia o no te sale ínclito. Te lanzas a buscar sinónimos, compruebas en el DRAE o en el María Moliner cada posibilidad… Pero no terminas de estar seguro de si es la que buscas.

Te hago una sugerencia: búscala en contexto. Pica en Google, por ejemplo, «frases con la palabra tal». Y así compruebas qué volumen tiene, qué alcance.

Luego decides si es la que te conviene.

Palabras de más se cargan cualquier posible mejora del estilo literario

Me referí aquí a la concisión. Escribir de forma concisa es desterrar repeticiones y palabrería de más. Desterrar sin misericordia.

Suele funcionar muy bien aplicar la prueba del algodón:

  1. Escribe lo que necesitas para decir lo que necesitas.
  2. Elimina la mitad de lo escrito.
  3. ¿Se te cae la historia?
  4. Si es así, vuelve a colocar exclusivamente lo que la desarma.

Nada de inflar porque los libros se escriben con muchas palabras y mucho blablablá.

Los personajes van saliendo a escena

Ve pintándolos a medida que la acción avanza. Y cuando digo acción, me refiero a acción pura y dura o descripciones que enriquecen el caldo literario; que añaden, descubren, sitúan al lector (aunque me esté saliendo de la ortodoxia de las técnicas narrativas a llamar acción a esto).

Revístelos de manías, tics, defectillos; dótalos de una biografía, de sueños y miedos. Ni tú ni yo somos santas ni mártires ni vamos por la vida como Agustina de Aragón. Ellos, tampoco, por muy héroes que sean.

Estilo literario: pistas para mejorarlo

Los tejados hace mucho que se inventaron, pero se siguen haciendo ‘cosas’ curiosas con ellos. Con el estilo literario, igual. Solo hay que escribir mucho y probar.

Si no sabes cómo construir un personaje mediocre, anodino…, lee Stoner, de John Williams. Dio a luz un tipo tan realista como podemos serlo cada uno de nosotros. Y cuenta una historia llena de sabiduría y humanidad.

Recuerda que redactar prospectos para decir quiénes o cómo son está prohibido.

Nota

Sabrás que hablo mucho de estilo literario. Se me va la mano; una debilidad como otra cualquiera. Y como soy incorregible y aunque ya hablé de él aquí y aquí e incluso aquí, prometo seguir dando la matraca.

Ea.


1 Todo sea por que quienes amamos el lenguaje y tenemos debilidad por el literario [ojo, toda la negrita es un sujeto] dispongamos [verbo] de pistas para mejorarlo.

 

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