Te parecerá mentira, pero los errores al escribir son interminables. Esa y no otra es la razón de que convenga ocuparse activamente de ellos… porque no se agotan con una sola aproximación.
Aquí van unos cuantos errores más que harías bien en vigilar si dices que lo tuyo es escribir (y si no, también). Share on XY otra cosa: los errores al escribir son como las malas hierbas. ¿Quieres saber qué características comparten?
Pues mira…
- Nunca vienen solos, sino que tienden a hacer piña.
- Obstruyen el proceso de comprensión.
- Contaminan el resto del texto.
- Su presencia desluce los contenidos.
- Aumentan los costos de corrección.
- Sacan de su inmersión lectora a quien se adentró.
Y por si fuera poco:
- Ignorarlos facilita la propagación de nuevos errores.
Errores al escribir que son tremebundos: comas criminales
Separar el verbo del sujeto o el verbo de su atributo o de su complemento directo es un acto bárbaro.
¿Por qué?
Porque se abochorna a un matrimonio que nació para perdurar (de los que ya no quedan); solo un acto de vandalismo gramatical se lo carga.
Como ya me extendí en este artículo, dejo como muestra tres botones que muestran la capacidad de despistar de la coma infame:
*Los ruidosos vecinos del primero, no paraban de alzar la voz.
*Ese niño alto de pelo ondulado, ojos ambarinos y andar rezagado, es hijo de Manuela.
*Elena me dijo, que, si a mí me parecía bien, ella estaba de acuerdo.
Pasamos la escoba a las comas insidiosas. ¡Fíjate qué cambio!:
Los ruidosos vecinos del primero izquierda (sujeto) no asistieron (verbo) a la reunión.
Ese niño alto de pelo ondulado, ojos ambarinos y andar rezagado (sujeto) es (verbo) hijo de Manuela.
Elena me dijo (verbo) que ella estaba de acuerdo (complemento directo).
Recuerda que ese es un error de los gordos.
Solo hay dos excepciones
Las dos únicas ocasiones en que caben comas entre el sujeto y el verbo es si se introduce un inciso, una acotación, como es este primer caso; y otra, cuando el sujeto termina con un etc.:
Los ruidosos vecinos del primero izquierda, que no se cansaban de dar la murga, no asistieron a la reunión.
Ese niño alto de pelo ondulado, ojos ambarinos y andar rezagado,que sube la cuesta como si ascendiera al monte de los Olivos, es hijo de Manuela.
Elena, siempre tan solícita y predispuesta, me dijo que ella estaba de acuerdo.
A veces se da el caso de que un sujeto termina con la abreviatura etc., en tal caso, la coma también es obligatoria:
La sintaxis, las faltas de ortografía, el ritmo, los diálogos, las concordancias, etc., eran un hueso duro de roer.
Y ante un etcétera con todas las letras, igual: se pone coma también.
Más errores al escribir: comas con que
Conviene detenerse en las comas alrededor de los relativos que.
Para empezar, ese ‘que’ introduce una oración subordinada (dependiente de otra principal).
¿Siempre?
Sí, siempre. Y da lugar a dos tipos de oraciones: explicativas y especificativas.
Qué es una oración subordinada explicativa
Una oración explicativa es aquella que aclara algo (una explicación) respecto de la oración principal.
Los errores, que tanto deslucen el texto, son como las malas hierbas.
El listo, que siempre tenía algo que decir, ese día no abrió la boca.
El verano, que se esperaba con tantas ganas, llegó por fin.
Y esa oración subordinada explicativa se aísla entre comas.
Qué es una oración subordinada especificativa
Mira, en cambio, si digo esto:
- Los errores que tanto deslucen el texto son como las malas hierbas.
- El listo que siempre tenía algo que decir ese día no abrió la boca.
- El verano que se esperaba con tanta ansia llegó por fin.
¿Están mal escritas por no llevar comas?
¡En absoluto!, pero dicen cosas distintas de las explicativas, que sí la llevan. Fíjate:
- Menciona solo ciertos errores: aquellos que deslucen (como si los demás no lo hicieran).
- Solo hay un listo más listo que los demás; y no es uno cualquiera, sino el que siempre tiene algo que decir.
- Al parecer, no todos los veranos se esperan con tanta ansia; al menos, en ese caso, es un verano en concreto (¿el del final de la pandemia? Podría ser).

Este es otro. El signo de exclamación de apertura debe estar rodando por el suelo.
En definitiva: es un error poner comas cuando la subordinada matiza, puntualiza, especifica. De hecho, si pones comas, esa subordinada se vuelve explicativa y deja de hacer lo que debe: destacar del resto de los de su grupo a un elemento o a unos cuantos de ellos.
Así que, antes de poner o no poner comas, piensa si quieres extraer una parte de un grupo o (solo) hacer una aclaración sobre el conjunto.
Otro error al escribir: omitir comas que ciñen marcadores discursivos
Un marcador discursivo es un segmento cuya función es enlazar partes de un discurso.
Los hay de muy distinta índole según el tipo de relación que establezcan. No pretendo entrar en pormenores, pero te sonarán expresiones como estas:
no obstante, por último, a fin de cuentas, sin embargo, bien mirado, más bien,
en cambio, ahora bien, mejor dicho, en primer lugar, esto es, por tanto…
Bien, pues que sepas que van entre comas. Omitirlas es un error. En ocasiones, en muchas ocasiones, merecen incluso punto y coma.
Otro error al escribir: poner una ristra de puntos suspensivos
Hay quien se entusiasma con las pausas y está ese otro (o esa otra) a quien le puede el dramatismo con impacto estético.
Y se lía a poner puntos suspensivos como si todos fueran pocos. Ya lo dije en este otro artículo: los puntos suspensivos son una trinidad laica. Son tres. Solo tres. No por poner más añadirás valor a esa escena de tu novela que es tan… apasionante.
—¡Joder! Vaya susto me has dado. ¿Qué haces tú por aquí?
—Perdona… Paseaba… ¿Y tú?
—¿Paseabas? Pensaba que tenías ronda esta mañana. ¿No te tocaba pasear por el Soho?
—Oh…, pues ahora que lo dices, sí. De hecho, he venido a dar de comer a las palomas antes de regresar al coche, ya sabes que me encanta venir a dar de comer a las palomas…
Fragmento de No te sientes de espaldas a la puerta, de David de la Torre
Si te mola la ristra (…………….), date el gusto en un wasap. Tu colega captará rápidamente tu intención.
Errores al escribir: replicar más de cuatro letras en una exclamación
No por poner «¡mamááááááááá!», el lector pillará mejor que Mondoñito llama a voces a su madre. Eso sí, que no se le olvide poner la coma vocativa:
—¡Mamááá, ese niño ha vuelto a quitarme la merienda!
O bien:
—¡Mamááá…!, ¡ese niño ha vuelto a quitarme la merienda!
O así:
—¡Mamááá! ¡Ese niño ha vuelto a quitarme la merienda!
Solo en este último caso en que las exclamaciones forman cláusulas independientes, cabe no poner la coma vocativa.
Y al hilo de la replicación de letras: tampoco porque escribas *«¡ohhhhh!» la sorpresa será mayor. Además, lo que corresponde en ese caso, es reproducir la ‘o’ y no la ‘h’, que es muda. Así: «oooh», «ooh», que es el sonido que se alarga.
Valga decir lo mismo para «hum» o «¡hum!» cuando se quiere expresar duda.
Solo si se trata de reproducir el gusto, valdrá con la replicación de la consonante ‘m’; ni siquiera hay por qué abrir la boca para apoyarse en una vocal:
—¡Mmmm…! ¡Cómo huele!
Uno más: colocar adverbios terminados en –mente a porrillo
Coincidirás conmigo en que a veces se te va la mano. Se te va cuando olvidas que el mantra en narrativa es mostrar y dejarse de adverbios que no sean necesarios en sentido estricto.
Lee esto, por favor (ejemplo de mi invención):
A requerimiento del militar, alzaron las manos lentamente mientras él sonreía groseramente y las miradas maliciosas de los demás miembros del batallón revelaban anticipadamente lo que estaba a punto de suceder.
Y ahora lee esto otro, por favor:
A requerimiento del militar, alzaron las manos despacio, muy despacio, como si fueran a adorar a un dios. Se borró la fatiga del rostro del soldado veterano y mudó en una sonrisa que era de todo menos piadosa. Las caras de los demás miembros del batallón se habían ensanchado anticpando lo que estaban a punto de presenciar.
Dime qué párrafo cuenta más, cuál de los dos adentrará más y mejor en la escena a quien lee. Como ves, tampoco se trata de decir en corto lo que requiere más detalle. Concisión es otra cosa.
Sé que me repito (ojalá no sea en vano): utiliza los adverbios terminados en –mente cuando sean necesarios, pero cuida que no te gane la pereza.
Me ocupé de ellos profusamente en este artículo que te invito a visitar. Verás qué importante es la variedad (y la mesura) cuando de escribir se trata.
Más errores al escribir: el gerundio de posterioridad
La misma forma del gerundio denota simultaneidad con el verbo del que depende. Lo que diga el gerundio, por tanto, debe ocurrir al mismo tiempo, o sea, en paralelo.
No sirve esto:
*El hombre le sostuvo la mirada, bajando la cabeza resignado.
*Genoveva ingresó en la universidad, terminando su grado cuatro años después.
*Soñó con ovejas, despertando poco después.
Hace mucho que no menciono a Álvaro ni a sus ovejas. Puedes visitarlo en este artículo en el que, además, me ocupé más en detalle del gerundio. Y te reirás un rato con este buen chico que, en absoluto, pensaba en los gerundios. Y, sin embargo…
Propina
No se terminan aquí (¡ojalá!), así que prometo volver con una nueva colección de errores, a ver si lo conseguimos.
Pero será en septiembre. Hasta entonces, te deseo un verano estupendo (si estás en el hemisferio norte) y que no pases mucha fatiga con el sol. ¡Ah!, y también que te llueva cada tanto, que solo con la lluvia y ese sol manso del después se atreve a salir el arcoíris.
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Excelente. Un buen recurso para cuando surgen las dudas.
Excelente. Un buen recurso para cuando surgen las dudas.
Es fantástico que te sirva, Miguel.
¡Un saludo!
Excedente Marian, como todo lo que escribes. Se aprende muchísimo leyéndote. Gracias por tu conocimiento y tu capacidad de comunicar lo que sabes aumentando el interés de tus lectores en estos temas. Por eso te recomiendo mucho.
Gracias a ti, Horacio, por tu interés y por tus palabras. Con lectores tan entusiastas es como cobra sentido mi trabajo.
¡Saludos literarios y lingüísticos desde Madrid!