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Podemos acabar sepultados bajo una montaña de errores al escribir porque no se agotan. Cuando crees que has podido desterrar algunos y algunos más, salen nuevos y más sañudos.

Es como si el concepto de infinito cobrara aquí carta de naturaleza, porque ya mencioné otros tantos aquí y aquí.

Los errores al escribir son interminables. No te confíes a los correctores automáticos si no tienes un criterio formado y, ante la duda, consulta (consulta también para asegurarte). Clic para tuitear

¡Vamos con ellos!

Errores al escribir por paronimia

La confusión entre términos de grafía similar es harto frecuente. Se escribe, por ejemplo…

infringir/infligir; alimenticio/alimentario; lívido/libido; contesto/contexto; estentóreo/ostentóreo/ostentoso (Propina 2); espolio1/expolio; estático/extático; glacial/glaciar; mortalidad/mortandad; apertura/abertura; vaca/baca; allá/haya; veras/veros; digresión/digresión; rebelar/revelar…

La paronimia es una relación entre dos o más palabras con un sonido similar, pero que se escriben de forma diferente y remiten a cosas distintas y sin relación entre sí.

Dicho de otro modo: los parónimos son voces que se parecen en su pronunciación o en su grafía. El DRAE los define como «vocablos que tienen entre sí relación o semejanza, por su etimología o solamente por su forma o sonido».

La paronimia o paronomasia arroja impropiedades, errores y faltas de ortografía. Y, aunque esto es así, también se emplea como recurso literario y en usos lúdicos de la lengua, es decir, como recurso humorístico.

A veces —solo a veces— sí hay relación entre dos términos que se parecen, como es el caso de saudí/saudita o chií/chiíta.

No es el caso, en cambio, de israelí/israelita. Israelí: natural de Israel. Israelita: hebreo, judío; natural del antiguo pueblo de Israel.

Así lo expresa el diccionario.

Errores al escribir por dequeísmo

Mira, que es una partícula tan modesta como necesaria.

No sería fácil apañarse para meter una oración dentro de otra… (Aquí me tienes, buscándome las mañas para no decir «no sería fácil que nos apañáramos para meter una oración dentro de otra»).

Qué haríamos tú y yo sin el que, ¿verdad?

Y hay otra partícula igual de modesta e igual de necesaria: de. Una preposición que merece un homenaje.

La casa de la pradera. Los verdes valles de las tierras norteñas. Las polvorientas y poéticas encinas de la meseta castellana.

Sirve para eso, para decir que algo pertenece a algo. Y para formar muchas construcciones como de picos pardos, de rondón, de pie, de oídas, de vista, de perfil, de frente, de cara, de culo, de espalda, de lado, de cualquier modo…

Para lo que no sirve es para encajarse como sea con la conjunción que.

Porque de nunca va antes de que si sigue una oración subordinada como atributo, como sujeto o como complemento directo.

Ahí van tres ejemplos de cada caso:

La niña parece que se entretiene/La niña parece de que se entretiene.

Su idea es que volvamos pronto/Su idea es de que volvamos pronto.

Las vecinas dicen que están hartas/Las vecinas dicen de que están hartas.

Bien distinto es que el verbo exija un complemento de régimen:

Está cansado de que llamen por teléfono.

Se acordó de que el chubasquero había quedado en casa.

Se olvidó de que estaban a punto de llegar.

Errores al escribir por queísmo

Este error es tan feo como el que le precede. Consiste en saltarse la preposición de cuando se necesita. Su función es conectar:

No se enteró que había aprobado/No se enteró de que había aprobado.

Se da cuenta que lo hace mal/Se da cuenta de que lo hace mal.

Me alegro que vengas/Me alegro de que vengas.

Un complemento de régimen verbal viene exigido por el verbo: hablar de (que), contar con (que), ceñirse a (que), insistir en (que), depender de (que), alegrarse de (que)…

Aunque no es un fenómeno exclusivo de ciertos verbos, sino que lo comparten también algunos sustantivos, adjetivos, locuciones…

Estoy segura de que vendrá.

Su madre está convencida de que saldrá adelante.

Tiene la esperanza de que se salvarán los muebles.

Truco para solventar dequeísmo y queísmo

¿Qué puedes hacer?

Verás: si tras el verbo puedes reemplazar lo que sigue por «una cosa», en lugar de la partícula que no se pone de.

Tomemos los ejemplos anteriores:

La niña parece UNA COSA.

Su idea es UNA COSA.

Las vecinas dicen UNA COSA.

Y si lo que sigue al verbo puedes reemplazarlo por DE UNA COSA, se pone de.

No se enteró DE UNA COSA.

Se da cuenta DE UNA COSA.

Se olvidó DE UNA COSA.

Más errores al escribir: abuso del verbo realizar

No lo traje aquí porque no es un verbo prescindible, solo que hoy día ha usurpado el lugar de verbos más precisos.

Como dice Fundéu, es un verbo abusado que bien puede sustituirse por «ejecutar, llevar a cabo, efectuar, desarrollar, fabricar, elaborar, componer, confeccionar, construir, plantear, etc.», que añaden sus propios y necesarios matices.

Porque el caso es que incluso el verbo hacer está a punto de ser desterrado (un día querrás usarlo y no te lo encontrarás). Ya nadie dice «hacer exámenes, fotocopias, excursiones, presentaciones o visitas», sino que se prefiere en todos los casos realizar.

¿Tú has visto algo más feo que esto?:

≠Los exámenes se realizaron en el aula magna.

≠En ese local se realizan fotocopias.

≠Se realizan excursiones a la sierra.

≠Los participantes realizaron las presentaciones de los recién admitidos.

≠Las visitas se realizan por riguroso orden de llegada.

Donde se ponga esto otro…

Los exámenes se llevaron a cabo en el aula magna.

En ese local se hacen fotocopias.

Se programan/se hacen excursiones a la sierra.

Los participantes hicieron las presentaciones de los recién admitidos.

Las visitas se efectúan por riguroso orden de llegada.

Exceso de extranjerismos: otro error clamoroso

No es nada nuevo que, en inglés, para una misma expresión se emplean (en general) menos palabras, aunque no siempre es así.

Esto, que es particularmente atractivo en el mundo de la empresa y de ciertas especializaciones, se extiende a la calle y, por ende, a los escritores.

Y desemboca en el hecho de que se instalan sin necesidad ni criterio…

random, online, gadget, meeting, briefing, brainstorming, sponsor, crowdfounding, link, time line, prime time, streaming, check in, overbooking…

¿Puede saberse dónde está la economía en decir gadget en lugar de chisme? ¿O random en lugar de aleatorio, link en lugar de enlace y streaming en lugar de en vivo, en directo o grabado? ¿U overbooking en lugar de sobreventa? ¿O shuttle bus en lugar de lanzadera o workshop en vez de taller?

—Así que ‘mindfulness’ es ‘atención plena’. Pues tampoco es tan largo, oiga…

Aceptemos que cada idioma tiene sus peculiaridades. Admitamos también que hay voces extranjeras que nos sirven para nombrar elementos para los que no tenemos equivalentes: software, hardware, pub, cúter, videoclip, CD, DVD, panti o sexi (los que no van en cursiva son términos adaptados).

Pero admitamos, por último, que la mayoría de las veces no nombran realidades nuevas, sino que se emplean por puro esnobismo (postureo, como se dice ahora).

No empobrezcas tu idioma, que es la materia prima con la que piensas, sientes, te expresas… y eres.

Un hueso duro: leísmo, laísmo, loísmo

Qué es lo sabes: un uso inadecuado de los pronombres le, la, lo.

Lo que no sabes es cómo salir del atolladero, ¿verdad? Lo que te conviene saber, además, es quién soporta la acción del verbo. Se llama complemento directo u objeto directo.

En cuanto Marisa le quitó el bozal al perro, el perro persiguió a la gata Perdida.

Siempre te han dicho que las preguntas que puedes hacer para localizar qué es qué son estas:

  • ¿Qué quitó Marisa? El bozal. (C. D.)
  • ¿A quién? Al perro. (C. I.)
  • ¿A quién persiguió el perro? A la gata Perdida. (C. D.)

¡Vaya! ‘al perro’ es indirecto y ‘a la gata Perdida’ directo. Esto no parece aclararnos mucho el asunto.

Un truco que suele funcionar es poner la oración en forma pasiva:

En cuanto el bozal fue quitado al perro por Marisa, la gata Perdida fue perseguida por el perro.

Ahí lo tienes: lo que pasa a ser sujeto en la forma pasiva es el C. D. de las oraciones anteriores.

Ahora eliminamos los C. D. y los sustituimos por pronombres.

Marisa se lo quitó al perro y el perro la persiguió.

¿Qué sería leísmo?

≠Marisa se le quitó al perro y el perro le persiguió.

Sin ánimo de ser exhaustiva, dado que el asunto del leísmo, laísmo, loísmo es arduo, vayan algunas pinceladas más.

Dos casos de loísmo

Es el uso incorrecto del pronombre lo.

  1. #A Marcos lo dije que se diera prisa.
  2. #A mis vecinos los pedí un vasito de arroz y una pizca de sal

En lugar de…

  1. A Marcos le dije que se diera prisa
  2. A mis vecinos les pedí un vasito de arroz y una pizca de sal

¿Por qué es loísmo? Preguntamos al verbo: ¿qué dije?

Respuesta: que se diera prisa (C. D.; es la acción primera del verbo dije). Solo en segunda instancia tenemos a Marcos (C. I.): le.

En el segundo caso: ¿qué pedí?

Respuesta: un vasito de arroz y un poco de sal (todo ello es C. D.). Es lo primero que interesa saber del verbo. Y solo después buscamos saber a quiénes: a mis vecinos; luego les (y no *A mis vecinos le pedí…, otro error en el que se incurre: decir le por les cuando tenemos un dativo, un C. I., plural).

Cuatro casos de laísmo

Es el uso incorrecto del pronombre la. Es habitual en zonas laístas:

  1. #La exigieron que ocultara la verdad.
  2. #Oliva las hizo un completo destripe de la película.
  3. #A Bárbara la gusta Álvaro.
  4. #No la des ni los buenos días: es una pesada.

Cuando resulta que cada oración tiene su clarísimo C. D.:

  1. Que ocultara la verdad
  2. Un completo destripe de la película
  3. Álvaro
  4. Ni los buenos días

Luego, lo que corresponde es le, les:

  1. Le exigieron que ocultara la verdad.
  2. Oliva les hizo un completo destripe de la película.
  3. A Bárbara le gusta Álvaro.
  4. No le des ni los buenos días: es una pesada.

Casos peculiares de laísmo/leísmo con verbos de afección

Veamos estos dos casos en que tenemos la y le con un mismo verbo:

Alguien le dice algo a otra persona y ella se inquieta: La preocupó.

Cierta persona siente algo respecto de un suceso (es un sentimiento; la persona no queda directamente afectada como en el caso anterior): Le preocupó el accidente del avión.

Dos ejemplos más:

Alguien hace algo de forma involuntaria a otra persona: La lastima.

A alguien le ocurre algo fortuito o se lo causa otra persona: Le lastimó la viga al caer. (Una viga, además, no tiene voluntad de lastimar). Le lastimó con la astilla que se había soltado.

Unos cuantos errores más al escribir

No se terminan… ¿Quieres más?:

  • Utilizar expresiones que se oyen en la calle por el mero hecho de que se oigan en la calle (y se peguen como lapas): me putoflipa, en plan, bro, random
  • Añadir la -s a la 2.ª persona del pretérito perfecto simple de indicativo: *dijistes, *vinistes, *hicistes… Quizá por confusión con la 2.ª persona del plural: dijisteis, vinisteis, hicisteis…

Y ya, si nos referimos a la narrativa:

  • Incisos distraídos o huérfanos (que no vienen a cuento).
  • Latinajos mal escritos: *a groso modo o *a grosso modo, por grosso modo; *in media res por in medias res; *de motu propio por motu proprio…
  • Espacios de más al teclear (típico error que delata al principiante).

Propina 1

Insisto en que no se terminan…

*Padre Nuestro por padrenuestro; *Ave María por avemaría. O *Rosario por rosario, cuando no se trata de un nombre propio, sino del rezo o del objeto devocionario.

*conducí por conduje, *andé por anduve, *frité por freí.

*sobretodo (abrigo, guardapolvo) en lugar de la locución sobre todo, cuando se quiere señalar que algo destaca por encima de otras cosas.

Propina 2

(Errores al escribir por paronimia)
Al hilo de tres de los términos del ejemplo «estentóreo/ostentóreo/ostentoso» (y por ver si te saco una sonrisa), extraigo este párrafo de un artículo de El Imparcial:

Para encontrar el verdadero uso de las palabras, se puede desde acudir a la literatura, como al nuevo Diccionario histórico del español, dirigido por Pascual y cuyo corpus inicial se puede consultar en la página web de la RAE. Pero aquí su autor se decanta por no dar a veces demasiada importancia a los errores. Juan Benet que utilizaba en su libro Don Tertuliano, “su ostentórea presencia y más tarde, el empresario y político Gil y Gil. Benet “cruzó esos términos a conciencia. ¡Qué bonita idea!”, dice Pascual. “Yo creo que voy a decir ‘ostentóreo’ en el futuro”, añade el filólogo.


1 Espolio, con -s-: Bienes restantes a la muerte de un obispo.

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