Me propongo explicarte por qué una corrección ortotipográfica no es suficiente para que tu texto luzca como merece. Veamos si lo logro, porque lo cierto es que la ortotipografía es una parte y solo una de la corrección.
Puede que te pase esto:
Entras de puntillas, temiendo desagradables sorpresas y sin saber muy bien a qué te enfrentas; a lo que pueda derivarse de la corrección de tu manuscrito. Te preguntas qué perpetrarán el taimado corrector o la ladina correctora con las palabras que pariste a lo largo de meses. Quizá de años.
Una corrección ortotipográfica (casi) nunca basta para que un texto revele toda su potencia y belleza. Clic para tuitearY temes la cantidad de costillas que te costará el vapuleo, así que decides ir poco a poco. De momento, solo corrección ortotipográfica.
Cuatro tipos distintos ante la corrección ortotipográfica
Habrá más casos, circunstancias y perfiles, pero yo conozco cuatro y de ellos hablo. Vaya por delante que puedo entender a quien se adentra en esto por primera vez y sin que nadie lo haya alertado.

Los cuatro tipos que pretenden ahorrarse una pasta, justo en el instante en que olvidan la de noches que llevan sin dormir y todo ese esfuerzo.
Los cuatro tipos a los que me refiero:
- El de quien teme injerencias en su forma de escribir. Es quien se dice cosas como «me cambiarán el estilo, alterarán mi manera de decir». También «me dejarán un texto ortopédico, académico, embalsamado; seguro que me quitan palabras como mierda o cabrón».
- Otro caso es el de quien cree, de forma ingenua, que es la manera corta de pedir una corrección; que ortotipográfica lo engloba todo, porque orto es orto. O sea, recto, derecho; y, por extensión, bien, correcto. Vamos, que te lo deja todo niquelao.
- Otro más: el de quien sopesa el texto como quien sopesa monedas. Si escoge una corrección ortotipográfica frente a la que incluye estilo, le saldrá la mitad; o menos; total, no es tanto poner unas cuantas tildes y unas comas aquí y allá.
- El cuarto caso es de quien escribe mucho y lleva mucho más escribiendo y apenas necesita pulidos: alguna tilde o término mal tecleado, algún desliz, defectillos de puntuación. Alguna muletilla que no advierte por razones obvias.
De este último caso, poco tengo que decir.
Qué incluye una corrección ortotipográfica
La palabra ortotipográfica se compone de dos partes: una, relativa a la ortografía; y otra, relativa a los tipos, es decir, a la manera en que se representa una letra en el texto.

La corrección ortotipográfica debería abordarse al final, una vez que se ha intervenido en el estilo del texto y con la certeza de que la estructura es sólida.
La corrección ortográfica se ocupa de las faltas: tildes, signos ortográficos (comas, puntos, punto y coma, signos de exclamación o de interrogación, rayas de diálogo…). También se ocupa de letras que dieron el cambiazo: donde debía haber una b hay una v; o hay una ambigüedad; o un término en lugar de otro que se le parece: «pequeñas diócesis» en lugar de «pequeñas dosis», por ejemplo.
En este sentido, se aplican las normas y recomendaciones de la RAE.
Por otra parte, la corrección tipográfica se ocupa de:
- eliminar comillas donde debería ir cursiva;
- espacios de más;
- títulos, citas, bibliografía o notas al pie y de que estén adecuadamente representados;
- uso de negritas u otro tipo de resaltes;
- letras alteradas o intercambiadas;
- uso de versalitas (en determinados textos);
- unificar las distintas partes en formatos congruentes (distintas grafías sin un criterio que las justifique);
- interlineado;
- saltos de página o de sección.
Cómo resulta la corrección ortotipográfica aplicada
Para muestra, un botón.

Has escrito en áticos, terrazas, balcones y bares; te has pegado la gran paliza para sacar adelante una criatura preciosa sin importarte el tiempo. No me digas que a la hora de presentarla en sociedad te da igual si sale en bata o en zapatillas…
Te presento dos textos: el primero va sin el cepillo ortotipográfico; el segundo, con las adecuadas bendiciones. Ojo, que hablamos de corrección ortotipográfica pura y dura.
Antes de la corrección ortotipográfica
A lo mejor piensas que con aplicar el corrector de Word es suficiente, pero luego veremos qué detecta y qué no el dichoso corrector. Desde luego, no es todo esto que subrayo:
Estas temblando como una hoja. ¿Seguro que estas bien?
El niño eleva los hombres y baja la mirada tímidamente. Esconde las manos diminutas entre ambas piernas y mira ceji junto y super serio a la mujerona qué lo interroga. Hace fuerza con la mandíbula. Mueve una mano respira fuerte se seca una lágrima.
Mama no vendrá por mi, verdad?
_Porqué no habría de venir? En cuanto sepa que estas aquí, seguramente vnedrá
El crio tiene cara de «pillo», pero, se ve que esta asustado no lo siguiente y que quiere tener fé en que pronto acabara su pesadilla. La sargento se sirve un te y se le queda mirando con su par de botones fríos.
Después de la corrección ortotipográfica
El mismo texto, una vez pasado el cepillo:
—Estás temblando como una hoja. ¿Seguro que estás bien?
El niño eleva los hombros y baja la mirada. Esconde las manos diminutas entre ambas piernas y mira cejijunto y superserio a la mujerona que lo interroga. Hace fuerza con la mandíbula. Mueve una mano, respira fuerte, se seca una lágrima.
—Mamá no vendrá por mí, ¿verdad?
—¿Por qué no habría de venir? En cuanto sepa que estás aquí, seguramente vendrá volando.
El crío tiene cara de pillo, pero se ve que está asustado… no; lo siguiente; y que quiere tener fe en que pronto acabará su pesadilla. La sargento se sirve un té y se lo queda mirando con su par de botones fríos.
Por qué ni siquiera el corrector de Word es suficiente
El corrector automático es una herramienta increíble si tenemos en cuenta lo que hay detrás: alguien se ha ocupado de enseñar a una máquina a captar aspectos que comprometen su fachada (la del texto).

Ese momento en que solo importaba la idea y eras capaz de escribir hasta omitiendo vocales.
Si comparas ambos ejemplos y los tecleas en el procesador de textos, comprobarás cosas como estas:
- No diferencia entre estas (adjetivo demostrativo o pronombre) y estás (presente de indicativo del verbo estar).
- Si se te cuela hombres donde debiera decir hombros, ni se inmuta.
- Tampoco sabe que superserio y cualquier otro término que lleve super como modificador se escribe junto (y siempre que se trate de una sola palabra; distinto es super de moda, super primera dama).
- No advierte si la puntuación es correcta, salvo en algunos casos.
- Tampoco le pidas que distinga entre interrogativos o exclamativos (con tilde) y pronombres relativos (sin tilde). Como mucho, puede que te los señale si van entre signos de interrogación o de exclamación, pero no esperes que atine entre si es o no pertinente —pese a ir entre signos tan llamativos— que lleven o no tilde.
- Ni le pidas que distinga entre te (pronombre personal) o té (bebida). Quizá lo haga, pero ¿siempre?
- No esperes que distinga entre los diferentes porque-por qué-porqué-por que (de hecho, este último te lo marcará como erróneo).
- Tampoco entenderá de leísmos y sus variables.
- Por descontado: no se mete con la sobreabundancia de adverbios terminados en -mente. (¿Quieres saber cuándo son oportunos y cuándo no?)
- No advierte si los diálogos (pongo por caso) funcionan o no y cómo deben marcarse (guiones no; viñetas, no; figuritas, no; solo raya [—], la raya de diálogo).
- Y no es capaz de detectar qué debe ir o no entrecomillado y en qué casos debe emplearse la cursiva.
El ritmo ni lo mencionamos.
En resumen: qué puedes esperar del corrector automático
El corrector de Word te señalará palabras mal tecleadas y lo hará porque su base de datos no las contiene (y no las reconoce). Pero no tiene un grado de especialización que abarque la mayoría de posibles errores o fallos textuales. De momento, no afina tanto.
Y, menos aún, afina en todo lo relativo al estilo, a eso que hace de un texto un artefacto literario. Bastante hace con señalarte errores de tipeo o ciertos términos mal escritos.
Por qué una corrección ortotipográfica no es suficiente
Fíjate si es crucial abordar esos aspectos ortotipográficos, y, sin embargo, no hemos tocado aún el chocolate del loro.
La corrección de estilo se ocupa de la parte guapa: la de lo literario. Lo que embellece un texto tiene que ver con detectar…
- repetición de palabras que lo empachan y que nada tienen que ver con anáforas y retóricas;
- idoneidad del vocabulario;
- adecuación de las figuras literarias: ni valen todas las metáforas ni valen todas las comparaciones;
- pleonasmos no intencionados, muletillas e ideas repetidas;
- exceso de subordinadas que no guardan un sentido;
- sintaxis errada u ordenación ineficaz de las palabras dentro de la frase;
- cuestiones de ritmo;
- necesidad o no de conectores en función del tipo de texto. Puedes consultar este artículo que habla de ellos.

Antes que la corrección ortotipográfica, la corrección de estilo.
En definitiva: con la corrección de estilo se hace hincapié en la expresividad y la efectividad que busca el autor. Aquí la abordo de forma más extensa.
Para eso, la correctora de turno o el corrector advertido…
- Hará una primera lectura para familiarizarse con el estilo del autor.
- Buscará que ese estilo sea homogéneo a lo largo del texto.
- Consultará con el autor cuestiones que no se hayan especificado de forma oportuna.
Hay algo que nunca hace el profesional: tomar decisiones por su cuenta. Las consultas se suceden, puesto que sabe de sobra que está trabajando con un texto ajeno.
En ocasiones, si así se pacta, podrá emplearse a fondo si el autor no hizo una reescritura o no tiene suficiente destreza.
La corrección ortotipográfica no es suficiente: la corrección de estilo lo evidencia
Retomamos el texto del ejemplo y aplicamos la corrección de estilo. En este caso, la correctora (la menda) aplica su propio criterio sin consultar con autor alguno: el texto es invento de la casa y eso le otorga la licencia necesaria:
De manera que…
- elimina lo que no que no es esencial para la comprensión;
- no anticipa información que reduce la intriga;
- se calza adjetivos y adverbios de más;
- borra expresiones que no añaden ni ayudan a extraer más información;
- evita su. (¿Podría mirarle la señora con unos ojos que no fueran los suyos propios?). Conste que este posesivo tiene pase, pero se abusa tanto de la forma inglesa, que la correctora opta por cargárselo.
- Restaña la metáfora. Hielo es más eficaz que frío y más poético.
El resultado (sin los sangrados propios del texto editado) es este:
—Estás temblando como una hoja. ¿Te encuentras bien?
El niño eleva los hombros y baja la mirada. Esconde las manos diminutas entre ambas piernas y mira a la mujerona que lo interroga con el ceño arrugado y superserio un puchero en la boca. Hace fuerza con la mandíbula. Mueve una mano, respira fuerte, se seca una lágrima.
—Mamá no vendrá por mí, ¿verdad?
—¿Por qué no habría de venir? En cuanto sepa que estás aquí, seguramente vendrá volando.
El crío tiene cara de pillo, pero se ve que está asustado y que quiere tener fe en que pronto acabara su pesadilla. La sargento se sirve un té y se lo queda mirando con el par de botones de hielo.
En conclusión: por qué la corrección ortotipográfica no es suficiente
Si vuelves sobre los ejemplos, verás cómo el texto ha ganado, aunque sigue siendo el mismo. Ha ganado en esencia. Ahora, tanto lo meramente técnico como lo sustancial hacen de él algo hermoso.
Quédate con estas tres ideas:
- La corrección ortotipográfica es técnica y exige conocer la norma y los usos lingüísticos. Si quieres saber más, visita este artículo.
- La corrección de estilo (el chocolate del loro) implica haber leído mucho y estar familiarizado con los géneros literarios. Es la que persigue el embellecimiento del texto y ayuda al autor a expresar de forma certera lo que quiere decir.
- La suma de ambas garantiza un texto legible, cómodo de leer y con ese plus que llamamos artístico.
Propina 1
Una salvedad, una advertencia, una precaución:
El autor, antes de someter su obra al proceso de corrección, debería ocuparse de pulirla al máximo. Si es una novela, asegurarse de que funciona su estructura y de que el diseño de personajes es sólido; en este artículo me ocupé de ello. Y si hablamos de otro tipo de texto, cerciorarse de que la exposición siga el desarrollo argumental exigido.
Asegúrate de que tus textos pasan la prueba del algodón antes de su puesta de largo.
Y no le pidas al corrector automático que haga lo que no está capacitado para hacer más que de modo superficial. Ni confundas una corrección con la otra o con la otra.
Propina 2
Alguna vez hago excepciones, pero por todo esto que explico, no suelo hacer solo corrección ortotipográfica.
Es obvio que la suma de correcciones necesariamente tiene otro precio. Te costó escribir tu obra: bien que lo sé porque también escribo. Pero ¿te atreverás a ponerla ahora en manos de tus lectores sin que revele su mejor versión? ¿Justo ahora que está hecho lo difícil?
Más vale que tardes dos meses más y lo hagas con el orgullo de quien sabe que ofrece lo mejor. Una primera obra puede abrirte puertas o cerrártelas en las narices. Agradece con todas tus fuerzas ese tiempo de revisión.
¿Lo vemos igual? ¿Coincidimos con los argumentos? ¡Me encantará saberlo!
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Maravilla de artículo, Marian.
Que te sirva, Lia; de eso se trata.
Un abrazo.
Buenos días,
Tengo una duda, ¿cuál es la puntuación correcta para separar el copete del título de las noticias en la prensa escrita? He visto que se documentan tres signos, ¿cuál debería usarse?
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Gracias de antemano.
Hola, Victoria:
Depende de lo que tenga consignado cada editorial en su manual de estilo. En general, las tres pueden valer, aunque el uso de la pleca no es el que más se sigue. Hay casos en los que se establece la jerarquía con el distinto uso de las tipografías, como indica Martínez de Sousa en el apartado de la gradación de los títulos en su Ortografía y ortotipografía del español actual (OOTEA 3, Apartado 16.26.3.2.).
Saludos muy cordiales.
Gracias! Revisaré en mi OOTEA3.