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Del marketing no convencional al marketing de la confianza: el paso siguiente que la publicidad está queriendo dar. Pero ¿qué es marketing no convencional?

Tecleo la expresión en Internet y resulta que está acuñada: BTL como acrónimo de below the line. Es una técnica dirigida a un sector específico. Tira de elementos como la sorpresa, soportes inesperados y fino sentido de la oportunidad.

Sigue hablando de impacto. A mí me suena a algo así como a pillar desprevenido al personal; tanto si es público objetivo como si no. Total: si solo importa que compre…

Del marketing no convencional al marketing de la confianza

Se sigue hablando de impacto.

Para mí, marketing no convencional sería publicidad no agresiva y más próxima a valores como los míos: respetuosa, considerada, simpática, empática, transparente, divertida; de valores reales y no fingidos.

¿Habrá un marketing no convencional más allá del marketing no convencional, que parece no terminar de dar el salto?

Marketing no convencional sigue siendo marketing convencional

Se le puede vender algo a alguien que no quiere comprarlo.

Dame un anuncio atractivo, una promesa, un sujeto pillado por sorpresa en un contexto que le mole: hace bajar la guardia al más pintado. Share on X

Y también bajan la guardia los que miran embobados. Me parece que, por mucha técnica novedosa que emplee, sigue teniendo algo de… ¿indecente? Estamos tan acostumbrados que ni lo vemos.

La diferencia con el tradicional es que utiliza canales nuevos o enfoques más imaginativos, y con imaginativos me refiero a no utilizados hasta la fecha o no de ese modo.

Pero sigue empleando técnicas comerciales: difusión, promociones, organización de eventos, ventas directas, redes sociales. Lo no convencional se reduce a modificar la forma de implantación; dicho de otro modo: a dónde o a cómo te dan el susto; perdón, la sorpresa.

Del marketing no convencional al marketing de la confianza

La confianza no se gana en un día.

¿Dónde están esos bestsellers?

Porque del marketing no convencional al marketing que pretendemos… queda trecho.

Si buscas hacerte un hueco en el mercado, revisa dónde pones el eje; si buscas algo, mira dónde pones el pie. Te pongo un ejemplo: hay quienes venden cursos de escritura con promesas —ya puestos— de ‘convertirte’ en bestseller en menos que canta un gallo. Por un módico precio, aprendes a escribir, escribes, reescribes, te corrigen faltas de ortografía y de estilo, maquetan tu libro, te hacen una portada chula y te suben al altar de Amazon, ¡y al pináculo más alto!

Me quedo en anuncios y formatos de publicidad no convencional porque no tengo datos, de manera que si conoces a alguien que haya obtenido resultados por esa vía, suplícale que se haga oír, por favor.

Si ese anunciante tiene una varita tan mágica y poderosa, ¿cómo es que no se toca con ella? Mejor pregón, mejor marketing, mejor publicidad…

Pero no encuentro bestsellers que se dediquen a esto: a contar cómo lo hicieron y a tenderte la mano por un precio de risa.

Mucho tendría que haber cambiado ese ser humano. Una cosa es ser bueno y otra, despreciar el propio tiempo, la dedicación, el valor de lo que se ofrece; una cosa es cobrar un precio ajustado y otra, trabajar por amor al arte (que se puede, pero no suele hacerse).

A lo mejor me equivoco. ¿Y si ser bestseller le cambia los valores a uno? ¿Y si, además de la cartera, le arregla el corazón y lo vuelve de natural desprendido? Me encantaría contarte que ese tipo de cosas pasan.

Del marketing no convencional al marketing de la confianza

¿Un ‘bestseller’ convertido en uno más? ¡Lo quiero conocer!

A eso sí que lo llamaría marketing no convencional.

Transitar del marketing no convencional al marketing de la confianza

El panorama va cambiando. En el tablero de ajedrez, los peones empiezan a moverse de otra manera. Es significativo. Las redes sociales, las nuevas tecnologías (menos nuevas ya) y los teléfonos inteligentes modifican las reglas del juego. Somos un conglomerado de personas cada vez más críticas, más interconectadas, más informadas, mejor formadas, más conscientes y exigentes. Con opinión.

Esto arroja consecuencias: la publicidad se parte los cuernos para ver por dónde nos sigue colando lo que necesita vender a toda costa.

Y tú y yo cuestionamos cada vez más sus prácticas, cada vez más les hacemos muecas a las reglas del mercado: nos importa el planeta, lo sostenible, la práctica absurda de la obsolescencia programada en un mundo con recursos finitos, la basura que generamos, no comprar a tontas y a locas, que no nos tomen el pelo, que las personas sean de fiar.

Sin darnos cuenta, tú y yo hacemos publicidad. Todo el tiempo. Te cuento lo que me ha ido bien a mí, esa película, ese curso, ese profesional de confianza que no predica tanto y actúa y te tiende una mano generosa. Y tú me cuentas.

Del marketing no convencional al marketing de la confianza

Estamos experimentando una transición, y no solo en el modo de hacer publicidad.

Así vamos haciendo red y siendo, poco a poco, más fuertes.

El sistema lo estamos cambiando tú y yo con nuestra propia manera de hacer marca. Si confío en ti, te compro a ti.

Del marketing no convencional al marketing de la confianza hay un camino: las personas; no la empresa, sino quienes están detrás. Share on X

Pasamos de pensar a corto plazo. Parafraseando al gran David Ogilvy: lo que estamos haciendo es cultivar identidades individuales, moldear valores, crear héroes, reconocer la red cultural en que vivimos.

 

Propina 1

Te dejo con una frase de David Ogilvy para empezar a transitar, de verdad, del marketing no convencional al marketing de la confianza:

«Si no puedes anunciarte a ti mismo, ¿qué esperanza tienes de anunciar otra cosa?».

Propina 2

Otra frase que quiero regalarte:

«La gente que piensa bien escribe bien».

Aunque no creo que deba tomarse como axioma. Eso sí: quien piensa bien tiene muchas posibilidades de hacer bien algo más que escribir. ¿No te parece?

 

4 Comments

  • Ana Bolox dice:

    Querida Marian, hoy no estoy de acuerdo con parte de tu artículo, en concreto con la que dice que somos personas: «cada vez más críticas, más interconectadas, más informadas, mejor formadas, más conscientes y exigentes». Con lo de más interconectadas, sí, con el resto…, es triste, pero no en lo que respecta a una gran mayoría. La ignorancia y la incultura se extienden como la peste. Se imponen formas de pensar que la gente acepta sin chistar. Se desinforma a todas horas, desde las radios, los periódicos, las televisiones y las propias RR.SS., y la gente cada vez se traga cualquier cosa con mayor facilidad. Se vive con una prisa que impide la reflexión y por tanto el ser conscientes. Y en cuanto a la exigencia, va por barrios: tú eres de los míos, ah, entonces lo que quieras y por la puerta grande. Que eres de los otros…, al paredón.

    ¿Soy muy negativa? Será cosa de la edad… o de tantas y tantas decepciones.

    Besos mil.

    • Marian Ruiz dice:

      Querida Ana, seguramente ambas tenemos razón porque entre los humanos se dan esas paradojas: quienes tienen más capacidad crítica (una mayoría que crece) y quienes se sienten confortablemente acunados por la manada (mira tú las connotaciones que ha cobrado la palabrita), en mayor número. Me atrevería a decir que siempre ha sido así. Recuerda que ya Platón se llevaba las manos a la cabeza por cómo estaba el mundo. Esto evoluciona así, a trompicones, dando traspiés, más parecido al garabato de una criatura que a un proceso lineal. Posiblemente es condición de la vida aquí. Nos queda salvaguardar nuestra propia capacidad de reflexionar. O sea, la tuya y la mía.

      Un abrazo mega. O sea, un megabrazo. ;D

  • Ana Bolox dice:

    Y segundo comentario, esta vez más positivo:

    1. «Si confío en ti, te compro a ti». Totalmente de acuerdo.
    2. «La gente que piensa bien escribe bien». ¡Qué frase tan genial! Hace tiempo que vengo dándole vueltas a esta idea y también a cómo tanto ordenador y tantas RR.SS. me alejan de esa reflexión de la que te hablaba en mi comentario anterior. A veces me digo que necesito retirarme del mundo durante un tiempo. También me digo, a veces, que a ver si quedamos a tomar otro café 😉

    • Marian Ruiz dice:

      Esa frase tiene tela. Hay verdaderos artistas del simulacro, pero tiene un fondo de verdad, claro que sí. Nos queda, como te decía, salvaguardar nuestra capacidad de reflexionar y administrar el estar y no estar en las RR.SS.; a veces, incluso, bajándose del mundo, como dices. De otra manera entregamos la llave de la casa y empieza a ser el afuera quien manda. ¡Una artistada hacerlo sin que se te vuele nada!

      También yo me digo lo del café. Tan necesario verse las caras… Mientras, qué gusto encontrarte aquí.

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