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Ética y estética e imagen personal forman una tríada que puede ser prodigiosa.

Más allá de logos y eslóganes o de que vistas vaqueros con estratégico rasgado a la altura de la rodilla, está quien eres. Y ese quien eres tiene unos hábitos, un carácter, una manera de ser. Una ética y una estética. Más o menos bonita, más o menos… decente.

Días atrás, una compañera se hacía eco de ciertas prácticas zafias, tendentes a defender lo indefendible, por parte de una editorial. El contexto era ese caso mediático cuya sentencia ha despertado las iras de la población y que la editorial en cuestión defendía. Algo así. No presté tanta atención a los detalles como al meollo.

Ética y estética e imagen personal

Si Oscar Wilde decía que hablen, aunque sea mal, quiénes somos nosotros para enmendarlo. Por eso hacemos estas cosas raras.

Crear polémica es un hábito bastante extendido en las redes sociales. Vendría a resumirse en «que hablen de mí, aunque sea mal». Clic para tuitear

Es como decir: «Puede que mi estética no sea la más irreprochable, pero si es efectiva, me vale».

Salirse del estrecho mundo de las convenciones

Te gusta crear, salirte de lo estándar. ¡Ay, crear! ¡Abandonar clichés, inventar pasadizos, apartarse de las rutas trazadas, dar voz a algo nuevo!

Estás de acuerdo con Camus en que el mundo es un absurdo. Pero estás llamado a darle sentido; al menos, metafóricamente hablando.

Grito que no creo en nada y que todo es absurdo, pero no puedo dudar de mi grito y necesito, al menos, creer en mi protesta.

Albert Camus

¿Creerías en tu protesta si no encajara con tus valores 1?

Ética y estética e imagen personal

Yo es que tengo unos valores rarunos y lo que no tengo es por qué darte explicaciones.

La historia se detiene en ti y arranca en ti de nuevo.  Te dispones a aunar ética y estética e imagen personal. Quieres construirte una reputación sólida. Tu marca está a punto de nacer.

(A ver cómo haces para no caer en nuevos clichés, que es lo que pasa a menudo).

Cazador cazado

Ética y estética e imagen personal

¿Valores? ¡Oh, sí! Yo soy muy de valores. Tengo una enorme caja de metal llena de ellos.

Me detengo en el político que denuncia casos de corrupción; ese que enarbola banderas de ética y estética e imagen personal hecha de rasgaduras de oro. «Como la mujer del César —dice—, la persona ha de ser buena y parecerlo». Qué buen papel de indignado. Cuánta elegancia.

(Sorpresa: aún hay quien siente fascinación por un político que hable y vista así).

Tiempo después, se le descubren prácticas de corrupción y resulta imputado. La ética se desvanece y la estética se arruga. Se ha transformado en una estatua sin pedestal a la que se le olvidó que los medios deben justificar el fin. Ética y estética e imagen personal solo eran palabras sin auténtica correspondencia.

Pasa cuando prédica y valores corren por caminos que no se saludan.

Camus decía que ser políticamente correcto es muestra de ser vulgar. Desde luego, hay quienes con tal de no serlo derrochan ocurrencias; algunas, geniales; otras, auténticas barbaridades, de las de saltarse semáforos, stops y líneas rojas.

Ética y estética e imagen personal

Pues mira, lo que podemos hacer contigo ahora es leña. Pena que vengas en una foto tan bonita.

Aplaudo a los primeros y doy un suspenso gordo a los segundos: si lo que quieren es hacerse ver, han escogido el peor método posible; salvo que sean sus valores los que les lleven a actuar así.

Quizá es eso: que muestran lo que son, y está bien porque así nos enteramos. Ya, si obramos en consecuencia o no, es otra historia.

A la contra en ética y estética e imagen personal

Si ética comprende la manera de ser y estética la apariencia, harían bien en darse la mano. Que lo que reluzca sea oro y lo que se opaque, chatarra. Se llama congruencia. Es una de las formas de la belleza.

Pero resulta que tanto tú como yo llevamos en nuestro ADN el aparentar, la puesta en escena, el brillibrilli. De verdad, si tienes cerebro bajo el pelazo, la boina o el cuero mondo, mis respetos, pero si no…

  • se hace buena una realidad a base de burdas capas de maquillaje 2
  • se engaña, se frustra
  • el narcisismo y la tontería acaban cotizando en bolsa

Es el mundo al revés. Tonto el que dice la verdad y listo el que la inventa.

Observa si el traje de buen corte solo está ahí para distraer prácticas feas; si sirve solo para que la percha parezca menos desalmada. Mira si consigue crear, además de empleo, riqueza. Es la prueba del algodón.

Ética y estética e imagen personal en acción

Cuando una compañía o un político hacen cosas feas —guarradillas éticamente reprobables— invitan a sus audiencias a hacer lo mismo.

Ignacio Ellacuría decía que los políticos, más que utilizar la vía diplomática, deberían conducirse por la vía del acompañamiento. Pero pocos políticos podemos nombrar que acompañen, sospecho.

¿Y cuántas empresas tienen líderes que lo hagan? Ahí lo dejo.

Ética y estética e imagen personal

Aquí hay ética y estética porque cada parte sabe lo que tiene que hacer. Sin dudas, interferencias ni travesuras.

Lo que importa es qué haces tú para construir una ética y una estética y que arrojen una imagen irreprochable. Importa si…

  • comunicas de manera carismática
  • defiendes aquello en lo que crees
  • hablas de lo que conoces
  • eres capaz de conectar emocionalmente con los demás cuando ofreces tu punto de vista
  • tu punto de vista es congruente con lo que haces (no predicas una cosa y haces otra)

La gente va siendo menos imbécil y acaba viendo qué hay bajo la línea de flotación.

No todo vale ni vale llegar de cualquier manera. Los medios han de justificar el fin (no al revés) o esa estética será más bien feota. Clic para tuitear

El camino simpático pasa por construir espacios —metafóricos y reales— que provean de confianza y buen rollo a quienes creen en ti. Entonces ética y estética e imagen personal conforman una marca llena de sentido… y decencia.

Tú decides dónde te colocas. Si te interesa el tema, tienes más pistas aquí y aquí.

 

Notas:

1 Tomo prestada esta definición del doctor Mario Alonso Puig: Valor es todo aquello que como ser humano me perfecciona, me hace crecer. (Montones de fajos de billetes pegados a mi perímetro me engordan y proyectan una imagen estrafalaria de mí. Crecer es otra cosa).

2 Se administran buenas capas de maquillaje y manipulación grotesca con tal de influir en la opinión pública. Los antiguos decían «hacer comulgar con ruedas de molino». Ahora somos más finolis. Imagínate hasta qué punto, que hemos diseñado un término que lo recoge: posverdad.

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