Marcar la diferencia es coger ese producto o servicio tuyo y llegar a quienes sabes que lo necesitan. Si lo consigues, es porque te has diferenciado en algo. ¿Cómo lo has hecho? Con una estrategia, con acciones en varios sentidos.
Más que (solo) ganar dinero
La competencia es colosal y los consumidores estamos cansados de que nos den gato por liebre. Nuestro umbral de saturación se ha desbordado. Todas las voces suenan igual. O parecido.
Los expertos en marketing afilan su dialéctica creativa. Tienen que hacer destacar a las empresas que los contratan, abrir caminos a quienes ansían marcar la diferencia en esa nube borrosa llamada mercado. El objetivo «solo hacer dinero» es un barco a la deriva y quienes navegan en él se topan con dificultades cada vez más complejas.

El valor de un consumidor satisfecho es incalculable.
Es la competencia y es también el consumidor: exige compromisos que van más allá del (exclusivo) ganar dinero.
Consumidores cada vez más exigentes
Cada vez más informados, más críticos, menos ingenuos: así somos los consumidores actuales. Tú mismo eres consumidor antes que vendedor. Sabes cómo es que te traten bien, que te brinden una atención de calidad, que te hagan sentir único.
Y cuentas con ventajas como nunca los consumidores de antes contaron:
- Tu contento y tu descontento ya no se ciñen a los márgenes de tu casa.
- Estás conectado y amplificado: Internet es tu aliada. Escribes. Alabas. Denuncias.
- Tu círculo reducido se multiplica ahora en círculos que se expanden sin control.
- Demandas buen trato, buen producto, buen servicio, rapidez.
- Tus opiniones influyen en las de otros usuarios: las reglas del juego han cambiado.
Puedes ver qué dice al respecto Fresh Commerce.
Marcar la diferencia: más allá del marketing
El discurso empresarial ha de ir más allá del marketing. Marcar la diferencia exige dejar de hacer siempre lo mismo.
Es más que ser creativo y tener ocurrencias que superen las de la competencia. Al modelo viejo se le escapa la vida. Cada integrante de la empresa debe saber a dónde va y qué papel juega en ese conjunto empresarial. Lo contrario es ir dando bandazos, perdidos.
Fíjate en el modelo tradicional: el trabajador ficha, hace lo que le mandan y espera que lo salve el fin de semana. Su trabajo no es un espacio de realización personal. Trabaja por dinero. Punto.

La idea de que la ganancia económica ha de ser infinita y de que solo ella debe regir la estrategia de venta es absurda.
La constante en su vida son las quejas, las presiones, lo que le parecen mandatos arbitrarios.
¿Puedes hacer buen marketing con trabajadores descontentos? ¿Por cuánto tiempo?
Motiv-acción para marcar la diferencia
Si trabajas en una empresa, necesitas saberte parte de un engranaje que sin ti funcionaría peor. Necesitas que se te valore y se te tome en cuenta.
Si desempeñas un puesto de mando, recuerda que con un empleado hay que hablar (la palabra es el arma más poderosa). Tiene que saber:
- qué se espera de él
- que eso represente un desafío para él
- que esté dentro de sus posibilidades
Con más razón cuando la empresa acomete una nueva ruta. Pero antes hay que saber qué decir y cómo decirlo. Un alto cargo tiene que ser, como decía Einstein, no un hombre de éxito, sino un hombre de valor (salvemos distancias sociológicas y culturales y admitámosle ‘hombre’ como sinónimo de ‘persona’). Una persona de valores, de principios, con un propósito de mejorar el mundo. Tal cual. Si tienes eso, tienes madera de empresario, sabrás motivar y tendrás éxito.
La clave para motivar, antes que ninguna otra, tiene un compromiso con la excelencia. Actuar tú antes de pedir a otros que actúen. Ganarte la autoridad con independencia de tu puesto.
Un minuto de reflexión
Piénsalo: ¿y si estuvieras fingiendo ser algo que no eres? ¿Y si tu marca fuera un contenido vacío como las que siguen algunos modelos caducos?

Tus huellas, tu marca: lo que queda de ti cuando tú no estás.s modelos caducos?
Palabras, excelencia y marca han de ir de la mano. Así, cualquier aprensión de que tu marca llegara a oprimirte o a reducirte a un icono o un eslogan se deshace. Eres tú quien la hace grande, tú quien te haces grande con ella.
Dicho en plan poético: tu marca es tu huella. Ella solo sabe seguirte. ¿O has visto alguna vez que una huella vaya por delante de quien camina?
Dicho en plan prosaico, a pie de calle: tu marca es eso que dicen de ti cuando tú no estás.
¿Seguimos perfilando cómo marcar la diferencia de ahora en adelante?
¡Mantente alerta a próximas entradas!