Cuando escribas, cuida de tener objetivos claros. Te invito a hacer una mirada crítica sobre tu propio texto antes de pasárselo a nadie.
¿Para qué?
Para ver si cuenta con las premisas de punto de partida.
¿Por qué?
Porque muchos de los errores al escribir los reproduces de forma sistemática. No intento evaluarte a ti (¡cielo santo, cómo crees!). Al contrario: vengo con la sana intención de ayudarte a reparar en ciertos aspectos que te ladean del objetivo y en los que incurres antes de ponerte con la ortografía, la gramática y la sintaxis.

Tener claros los objetivos es fundamental, tanto para escribir como para rescatar el balón rojo.
No va de evitar al corrector profesional, que siempre verá más que tú. Va de que caigas en la cuenta de tropezones que volverán inútil o a destiempo su intervención.
Escribir teniendo claros los objetivos: el principio
Hacer distintos abordajes sobre el escrito te permite ir poniendo atención en cada punto; sobre todo, al principio.
Así que, como el bueno de Jack, vamos por partes:
- Fondo
- Forma
Objetivos que confluyen al escribir: fondo y forma
Lo primero es el borrador. Y antes, las ideas, las notas, los esquemas, cómo relacionar qué con qué; dónde ha de pasar esto o aquello.
Si hablamos de narrativa, has ideado personajes y los has puesto en determinados escenarios. Los has caracterizado haciendo que se encuentren, se amen, se odien o se resulten indiferentes. Has intersectado entre las tramas filias y fobias de cada uno, objetivos, desafíos, inconvenientes. O has escrito una novela psicológica y lo de menos es la hilatura de las tramas. O se trata de un ensayo, producto de arduas investigaciones sobre el neoplatonismo moderno. Te conviene saber adónde vas, qué quieres contar; y que la forma se pliegue.
Cada texto, del tipo que sea, es un acto de comunicación. Para escribir, o tienes claros los objetivos o te perderás por el camino. Clic para tuitearLo pequeño por pequeño y lo grande por grande; la ficción por ficción y la no ficción por ser no ficción: cada escrito tiene sus exigencias.
Para escribir, has de tener objetivos claros respecto al fondo
En el caso de la narrativa —con independencia del género—, mantén claro el objetivo al escribir, no vaya a ser que el lector se pierda por el camino:
- Contrasta el resultado con el esquema que diste por bueno.
- Asegúrate de que quedan cohesionadas tramas y subtramas; de que nada queda sin atar.
- Cerciórate de que has dado a cada personaje no solo la facha, sino la voz.
- Confirma que la ambientación es congruente con la época.
- Revisa que los escenarios están construidos con el detalle que merecen: ya sabes, el wordbuilding que tan bien se le da a Aritz Pérez Berra.
- Comprueba que el argumento se pliega al mensaje que quieres transmitir.

Por cierto, ¿qué mensaje es el que querías transmitir? ¿Se mantienen los objetivos que te inspiraron a escribir esta historia?
Puede que sea escritura no ficcional: un artículo, una crónica, un ensayo... En tal caso, enfoca los objetivos. Mira si…
- La voz se ajusta al contexto; nada de emoticonos ni guiños tipográficos.
Excepción: el correo que envías a alguien con quien has desarrollado cierta familiaridad, aunque sea en el ámbito de la profesión.
- Las ideas quedan claras, que son las que provienen de un diagrama previo.
- Los conectores se adecuan para ir deslizando argumentos e ideas.
- La segmentación en capítulos y subcapítulos distribuye la información sin repetirla.
- Hay coherencia: lo que expones persigue un propósito. No te vas por las ramas.
- Verificas si todos los elementos están orientados a ese fin que persigues; si son congruentes.
Al escribir y en lo que respecta a la forma, también has de tener objetivos claros
La escritura te obliga a tomar conciencia del esfuerzo. Invita a salir del automatismo, de manera que el lenguaje se ajuste a cada contexto. Cuando escribes, te sales del tiempo y del espacio común. Pregúntate cómo vas a compensar esas carencias. El lector no sabe de qué vas. Para garantizar esa ausencia de tiempo y espacio están las normas y convenciones: gracias a ellas, el contenido llega claro, entendible y sin equívocos.
Hago una salvedad: si las normas y convenciones no consiguen garantizar la claridad y compresión de los contenidos, algo falla; a lo mejor el oráculo necesita un repaso urgente.
En lo que respecta a la forma y, tanto en narrativa como en la escritura no ficcional, hay objetivos inmediatos:
- Lo que dices y cómo lo dices. No escribes para ti.
- La ortografía, la gramática y la sintaxis adecuadas, que son los vehículos.
- La calidad de las expresiones: huye de repeticiones y sobrecargas; de lo hinchado y lo lacrimógeno.
Objetivos claros al escribir narrativa
En tu cuento, relato o novela deben quedar claros estos macropuntos porque el riesgo es gordo. Si no están claros, el lector no sabe para qué le cuentas qué cosas, de modo que si no puede extraerlo de lo que lee, mal asunto.

Te has puesto a escribir narrativa: ¿tienes claro cuál es tu objetivo? ¿Y el tema?
Asegúrate de que quedan bien plasmados…
- El tema: de qué va.1
- El argumento: sirve al tema. Los personajes se van metiendo en situaciones para dar cuenta de él. En El nombre de la rosa —que va de una moral rígida y puñados de prejuicios sexuales— un fraile investiga asesinatos que tienen lugar en un convento. El asesino está dentro, por supuesto, pero tiene buenas razones para hacer lo que hace. La fórmula de la que se sirve es retorcida, inteligente y coherente con su moral.
- Trama y subtramas: qué pasa y en qué orden lo estás contando para que todo cuadre. Puede ser o no en forma lineal. ¿Las subtramas empujan también la historia?
- Personajes: no son los mismos si hablamos de novela negra, de romántica o de fantasía. Debes caracterizarlos de manera que tu sueño no acabe siendo la pesadilla de otro, como decía Bioy Casares.
Al escribir textos de no ficción, objetivos claros
Los textos profesionales tienen sus propios rasgos lingüísticos. Se supone que escribes para aportar algo a quienes te diriges; que los datos que viertes en tu escrito pueden verificarse. Comprueba:
- Tema, asunto o pregunta de la que partes.
- Si aportas información nueva o relevante.
- ¿Es formal y específico del campo en cuestión el vocabulario que utilizas?
- ¿Respondes a la pregunta que te planteabas al inicio?
- Si das información pertinente y la estás dando con arreglo a las convenciones. Si transgredes, asegúrate de que el destinatario pueda interpretar lo que expones sin perderse.
- Al hilo de esto último: asegúrate de que tienes presente el marco de conocimientos en los que se mueve tu lector.
Y, en todo caso, ojo con transgredir
Puede que te plantees si te conviene escribir tomando en cuenta las normas; o que te preguntes qué hacen por ti. ¿A quién no le gusta ser original, verdad?

Si tienes claros qué objetivos persigues al escribir y los vigilas a lo largo de todo el proceso, no te has de ver en la cuerda floja.
Verás:
Los lectores tienen expectativas respecto a lo que van a leer. Si es una novela, como si es un ensayo o una carta, llegan con la confianza de que obtendrán algo a cambio.
Imagina que escribes a un despacho de abogados y lo haces dirigiéndote a ellos como si fueran colegas tuyos: no te van a tomar en serio. Pensarán que es una broma o que quien escribe no tiene ni idea de lo que está haciendo. Es difícil pensar que alguien con una necesidad específica no se haya tomado el trabajo de expresarla con arreglo a las convenciones; o que, si no sabe, no haya pedido ayuda para hacerlo.
¿Dejarías en manos de tu interlocutor y del azar la interpretación adecuada (o no) de tu escrito?
Cada género impone unos códigos y parte de que tanto escritor como lector los comparten. Si escribes novela negra, el lector espera un tipo de prosa seca, dura, sin circunloquios. Para un ensayo, prosa técnica y nada de información superflua.
Total: para escribir has de tener objetivos claros, moverte con esas premisas y tener estas cuestiones muy presentes de principio a fin.
Propina 1
Para escribir, ten objetivos claros, porque te interesa ir más allá de dominar ciertas técnicas y las normas gramaticales. ¿Sabes qué necesitas, sobre todo? Aprender a reflexionar sobre el lenguaje, sin duda, y también sobre la vida. Te interesa contar cómo se ve desde tu ventana. Todas las ventanas tienen marco y cristal, pero no hay dos que ofrezcan la misma perspectiva.
Propina 2
Antón Chéjov dejó escrito en una libreta: «La vida es una marcha hacia la cárcel. La verdadera literatura debe enseñar a escapar o a prometer la libertad».
1¿Va de una moral rígida, como pasa en El nombre de la rosa? ¿De cuestionar los rituales académicos, como El club de los poetas muertos? ¿De prejuicios sociales y de idealismos que no conducen a nada, como pasa en La Regenta? ¿De abusos que se dan en ciertas profesiones, como en El inesperado plan de la escritora sin nombre?
El tema siempre responde al de qué va.
Y lo tuyo, ¿de qué va?
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