Hoy vengo con un tema peculiar: qué son los marcadores y conectores textuales y cómo hay que utilizarlos.
Si te pregunto cómo te conectas a las redes sociales o cómo lo haces con tu familia o tus colegas, seguro me dirás que por teléfono, móvil, por Zoom, Skype… Ya nadie echa mano de las sábanas, del tamtam ni del batintín, si no puede desplazarse.
Mira todo lo que hacen por tu texto esas palabras o grupos de palabras que llamamos conectores y marcadores. Clic para tuitearDe igual modo, un escrito tiene marcadores y conectores textuales, aunque son de otra índole; y son los que reciben el nombre más propiamente dicho de marcadores y conectores textuales. Dependen mucho de lo que seas capaz de hacer con dicho escrito y con qué propósito lo compongas.
Porque el caso es que, escribas lo que escribas, los utilizas. Es como cuando te vistes: diferencias entre una vestimenta u otra en función de adónde vas. Luego, tanto si escribes como si te vistes, te conviene pararte a pensar adónde vas o para qué.
Y es que el caso es, también, que no se utilizan por igual en todos los textos.
Qué son los marcadores y conectores textuales y cómo se utilizan
Marcadores y conectores textuales son palabras o grupos de palabras que sirven para ir enlazando partes de un escrito. Dicho de otro modo: son maneras de ir dando coherencia lógica a las distintas partes que lo componen.
Además de estos términos, hay otros que también actúan como pegamento, pero solo eso: ligan, cohesionan. Se llaman enlaces. Pero hay dos funciones propias de los marcadores y conectores y que no lo son de los enlaces:
- organizan el texto;
- añaden modificaciones en el discurso.
Y, sin embargo, tampoco son equivalentes: marcadores y conectores textuales tienen funciones un pelín distintas.
En este artículo vimos, por ejemplo, que los textos literarios sobreviven mejor con menos conectores. Veamos qué hay respecto de los marcadores.
Cómo ayudan los marcadores y conectores textuales
Queremos escribir un texto interesante, cualquiera que sea el tema. O un texto hermoso. ¿Y qué es lo que hace hermoso a un texto? Platón nos diría algo así como que un texto bello lo es porque participa de la belleza metafísica. Nos hablaría largo y tendido sobre la belleza arquetípica.
Pero como yo no soy Platón —ni su diez mil millonésima reencarnación—, para mí, un texto bello y, por descontado, interesante, debe lograr lo siguiente: que la mente que lee vaya desplegando la idea que queríamos transmitirle.
Ahora bien, la mente no lee así por arte de magia. Tiene que poder tomarle el pulso al texto. En un texto profesional, significa que:
- muestra razonamientos;
- ofrece asociaciones de ideas;
- alterna conclusiones provisionales;
- ordena los distintos apartados de modo que conduzcan a conclusiones definitivas.

Estos están conectados por arriba y por abajo, pero no son conectores textuales.
En definitiva: es eficaz, si articula la idea de manera que quien lee pueda extraer lo más posible con el menor esfuerzo posible.
A diferencia de un texto profesional, en un texto literario, la belleza se mide por otros parámetros. Y si bien los textos literarios llevan marcadores, conviene administrar los conectores con mucho cuidado.
Diferencia entre enlaces, conectores y marcadores textuales
Hay un aspecto común a conectores y marcadores: intervienen en la forma del texto y ayudan a entenderlo, a percibirlo como un todo. Los enlaces, en cambio, solo atan, por así decirlo.
Cómo actúa un enlace
Un enlace actúa uniendo partes de una oración. No toma en cuenta la totalidad del discurso, sino solo las partes que la constituyen.
Le ha dicho que no traiga ni peras ni manzanas, sino naranjas.
Martina y José son compañeros de clase y de baile.
Pablo e Irene prometieron apuntarse a principios de curso.
Edu me dijo que lo esperase a la salida del concierto.
O viene en menos de diez minutos o me voy.
No tengo idea de qué hablarán, pero tengo ganas de ir.
En Estados Unidos están todos zumbaos, ¡pues no tiene cada uno una o varias armas en casa!
Cómo actúan los marcadores textuales
Nos adentramos ya, como mínimo en un fragmento. Las palabras o grupos de palabras que sirven para ir encadenando las ideas a lo largo de él se llaman marcadores:
Dicen que nadie tiene tiempo de meter la cabeza en un libro. De ahí que prefieran Netflix y chutarse en vena cualquier tontería de las que pululan por la red. En lo que a ti respecta, me dijiste que lo intentas y que se te resiste. Lo cierto es que hasta que no te aventuras, no sabes el placer que reporta ni cuánto vale la pena. A menudo, solo se trata de que no te concentras lo bastante en la lectura; y, es más: no es sino un claro síntoma de la aceleración con la que vivimos hoy.
A tenor de esto, quiero añadir lo siguiente: la verdadera razón es que no has dado aún con un libro que te merezca la pena. Por cierto, leí Feliz final, de Isaac Rosa, y sé que conectaría contigo y con ese momento chungo que estás pasando. En principio, puede que te resulte un tanto deprimente y no te faltará razón. Pero, a propósito: debes saber que termina de una forma muy estimulante.

«Nos tocamos por primera vez, nos habíamos dicho enamorados sin siquiera tocarnos». «Pero ahí no hay marcadores…». «Ni falta que hacen».
Por descontado, hay que hacer todo ese recorrido hasta el final. En resumen, total, a fin de cuentas: que leas, a pesar de lo que digan quienes discursean.
¿Ves todas esas negritas? Es así como actúa un marcador textual.
Cómo actúan los conectores textuales
En el ejemplo anterior, los grupos de palabras que van destacadas en negrita —los marcadores— están haciendo este trabajo: introducen oraciones o párrafos. La tarea de conexión, en el caso de los marcadores, es esa. El ejemplo quizá es un tanto forzado, pero quédate con la idea.
Me dirás que también conectan y, en realidad, lo hacen. Pero podríamos extraer cada oración introducida por uno de esos grupos de palabras y se sostendría sola.
Los conectores textuales, en cambio, van introduciendo matices, modificaciones y vinculando partes a medida que la idea avanza.
Digamos que conectan introduciendo especificaciones, haciendo que el colorido de cada parte se combine en una relación de interdependencia. Significa que no se entenderían las unas sin las otras.
Para muestra de conectores, un botón
A veces, los conectores explican algo que se acaba de decir o introducen un ejemplo; otras echan mano de la causa; otras, de la consecuencia; otras suman o quizá introducen alguna reserva.
Un escritor explora y un deseógrafo se adentra en cavernas y hace espeleología; es decir, si el primero no sabe si ese lugar al que se dirige existe, el segundo sí; y, sobre todo, sabe bucear, ya que tiene la experiencia que le da la práctica, de modo que confía en su bagaje. Por un lado, lo estimula el mero hecho del viaje; por otro, la confianza en que las aventuras por las que pasó lo hicieron más capaz, más fuerte, más resiliente, y, a fin de cuentas, es lo que le importa. Y, por si fuera poco, si necesita ayuda, no tiene pudor en pedirla.
Conectores y marcadores textuales más frecuentes y cómo utilizarlos
La diferenciación que hemos hecho entre unos y otros, a los efectos que nos ocupan aquí, no nos interesa demasiado. Podemos reunirlos a todos bajo el nombre genérico de marcadores textuales.

A diferencia de ella, que está conectando consigo misma y adopta esa pose por lo mismo, los textos utilizan conectores y marcadores que son palabras o grupos de palabras.
De cualquier modo, quiero hacer una salvedad: textos académicos y textos profesionales tienen exigencias específicas vinculadas a registros que les son propios y en función de sus estrategias comunicativas.
Aquí, lo que me interesa es que te familiarices con lo que hacen en los textos de manera general.
Por ejemplo, al empezar una exposición, podrías utilizar:
- Para empezar
- En esta ocasión voy a referirme
- En primer lugar
- Mi propósito en este caso
- El tema de hoy
A medida que el texto avanza, querrás fragmentar partes; dirás, en tal caso:
- En primer lugar
- En segundo lugar
- De igual modo
- Además
- A su vez
- También
- Tal como he (hemos) dicho
- Por último
Si la cosa es que incorporas una idea nueva, los marcadores o conectores podrían ser estos:
- En otro sentido
- Por lo que se refiere a
- El siguiente punto que trataremos
- En ese punto
- Conectando con lo anterior
Cuando tratas de establecer una causa:
- Ya que
- Puesto que
- En vista de que
- Dado que
- Debido a que
Caso de que lo que busques sea marcar una idea de tiempo:
- Hoy día
- En aquel entonces
- Luego
- Después
- Una vez que
- Al inicio
- A continuación
- Acto seguido
- Al mismo tiempo
- Allí, aquí, cerca, lejos…
Ojo, y no olvides poner comas después de cada uno de ellos en principio de frase.
Marcadores y conectores textuales y cómo utilizarlos
Hay grupos de palabras o palabras solas que sirven para…
- Detallar, ilustrar, añadir partes dentro de otras partes.
- Matizar, argumentar, especificar, comparar, explicar.
- Concordar con algo.
- O todo lo contrario: disentir, oponerse, argumentar en contra.
- Dudar, condicionar, afirmar, negar.
Si te interesa el tema, búscalos en Internet como tales, que abundan las pistas. Aquí te dejo uno.
O hazte con el Manual de Escritura Académica y Profesional (Vol. II) Estrategias discursivas, una obra conjunta de once autores bajo la dirección de Estrella Montolío.
Y para terminar…
Para terminar, me sirvo de este otro conector.
Y de este:
Al principio, he mencionado este otro artículo previniéndote sobre utilizar conectores en textos literarios. Si utilizar marcadores es inevitable, si añades conectores en un texto literario, lo sobrecargarás con un molesto ruido. Por si fuera poco, en el subtexto, estarás diciéndole a tu lector que no sabes qué es un texto literario.
Quédate con esto: en un texto profesional o académico los conectores son indispensables, pero en narrativa se cargarán justo lo que hace a la literariedad.
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Gracias, como siempre, muy interesante el post y el enlace.
Un saludo.
Qué puedo responder a eso, Ángel. Me encanta que te sirva; ojalá pueda servirte muchas veces.
¡Saludos textuales! ?
Gracias por la ayuda.
Me encanta que te haya servido.
¡Saludos y gracias a ti!