No son pocas las exigencias que plantea la marca personal. De hecho, nadie se hace con una marca personal a menos que esté decidido a dar el cien por cien. El nivel de motivación ha de ser alto y, para mantenerlo arriba los días que pintan bastos, hay que saber cuál es el para qué particular.
Pasar de ser conocido a ser re-conocido
… en un pispás.
Sé que también a ti te interesa saber cómo se conquista una marca personal, paso a paso; cómo se pasa de ser conocido a ser reconocido. Porque no va de hacerse famoso, sino de que te reconozcan quienes te necesitan. Es ahí donde la marca personal plantea exigencias.
Hay quien pregona la marca personal y cuenta con el reconocimiento que otros le otorgan. Quienes pasan a ser reconocidos porque han hecho una apuesta económica fuerte. Está bien: cada uno se lo hace como mejor sabe. Ahora, puede que, pese a su apariencia triunfal, haya carencias notables. A veces —no pocas— las hay. Vacíos entre ciertas prédicas y ciertas prácticas que deberían sustentarlas y que, particularmente, me espantan.

¡Oh! Dónde he visto antes esa imagen tan fascinante y que tanto se me parece…
Es obvio que los grados de exigencia varían de persona a persona.
Pasos hacia delante y pasos hacia atrás
Que no te confundan las fotos del éxito ajeno. Entre lo que reluce, a menudo hay mucha tela que cortar; en los casos buenos, mucha piedra picada antes de salir en la foto.
¿Y en el peor? Atajos. Pasos atropellados. Huidas hacia adelante, aun cuando hay un mundo real con exigencias que exigen ser cumplidas.
Te pongo ejemplos: puede que te estén fallando las cuentas, que no te dé para hacer ese pago que tenías comprometido. Y que lo «olvides». Total, es una cantidad pequeña, no será ningún escándalo. No cumplir con pagos acordados puede dejarte como la malva y que te genere mucha paz interior, un gran sosiego espiritual. Como arrear un tortazo cuando se te hincha el hígado. Pero excuso decirte lo que produce en la víctima.

Buscando atajos, hay quien se queda colgado. Y se lo pasa bastante peor que esta.
Hacerse marca va, a fin de cuentas, de poder hacer algo por alguien. De que el foco es para que quien te necesita te vea. Y haces miles de cosas y la lista no acaba nunca. Hay que hacer, sí, pero desde una intención dirigida hacia un propósito. Mira a ver si muchas de las cosas que haces más que aproximarte adonde quieres ir, te mantienen atornillado en el sitio.
Porque en el fondo de todo, estás tú. Tú como eres. Y si te conduces de un modo equis en lo pequeño, lo grande se te parecerá. Inevitablemente.
Las prisas: contra las exigencias que plantea la marca personal
Nadie te prepara para el fracaso, para los errores y las columpiadas. Para los días malos. Parece que todo fuera correr, correr, correr.
Cualquier proyecto conlleva una cantidad de detalles extraordinaria. Ni surge de la nada ni parte de una receta circunstancial. La construcción de una marca personal es así de exigente. Clic para tuitearNo deja títere con cabeza.
Y no es lo mismo esperar que pase que provocarlo. Esperar que pase te cuelga de la soga del azar y de las circunstancias y, de ahí, vas deslizándote como una hoja a merced del viento. Sin embargo, al desear algo de manera poderosa, el propio deseo va chocando contra un cúmulo de pegas que aparecen en paralelo: «no sé bastante, no soy bastante, qué van a decir de mí; la competencia es atroz; qué malos son estos tiempos».
Tienes un producto o servicio que sabes que es bueno, pero le pones pegas. Desconfías. Otros lo hacen mejor. Te ves en lucha con ellos. La capacidad de echar a rodar el deseo se resiente.
A menudo, la principal pega eres tú y esto no lo resuelves con prisas. Si de veras crees en ti, en lo que tienes para ofrecer, que haya otros que lo hayan hecho antes, durante o después, o que lo hayan hecho así o asá jamás debe bloquearte. ¿No estarás excusándote, buscando coartadas para el no? Eso tiene otra salida: afina esas herramientas, pero tampoco esperes a que estén afinadas del todo, porque es la práctica la que hace maestros.

Manuel afina entrenándose cada día. Y mira cómo le luce.
De nuevo: eso se hace con pequeñas y sucesivas acciones en una dirección, con un sentido.
Exigencias que plantea la marca personal: valores personales
Crees que lo pequeño no sirve, que apenas brilla y suele pasar desapercibido; que son otros los que saben hacerlo a lo grande. Olvídalos. Resulta que lo pequeño tiene en sí mismo las cualidades de lo grande. Y no lo digo yo; lo decía Anaxágoras cuatrocientos años antes de Cristo.
Nos volvemos incompatibles con la realidad cuando nos dejamos seducir por el caramelo del éxito inmediato. Ahí hay trampa: un señuelo que nos exige enajenarnos. La única salida es definir la propia escala de valores, cosa nada fácil porque los hay de todo tipo: vitales, pragmáticos, ideales, éticos, estéticos, existenciales… Te toca definir los tuyos. Suelen tener la forma de conciliación familiar, crecimiento personal, sentido de la propia eficacia, conocimiento, superación de desafíos, toma de iniciativas.
Una vez que sabes qué quieres y cómo lo quieres, es más hacer y menos darle vueltas a la cabeza. No cualquier cosa ni desde la ansiedad loca. Lo primero, por paradójico que sea, es parar. Parar, pensar, planificar una dirección e ir dando pequeños pasos hacia ella. Cuando paras, te recuerdas a ti mismo quién eres, cuál es tu estilo, hacia dónde vas.
No es el final lo que importa. Es el durante. Si ves la montaña desde abajo y te dicen «tienes que subir allí» tal vez te desalientes. Pero si te dicen, «mira, una pista, un camino, un recorrido: disfrútalo hasta donde llegues», la cosa cambia de manera radical.

La ruta, el caminito. Y todo lo que se te ofrece para gozar del ‘durante’.
Henri Miller decía que un destino no es un lugar, sino una manera distinta de ver las cosas.
Pasos pequeños: pasos reales para colmar las exigencias de la marca personal
Y empiezas dando un pasito. Tu proyecto aún es algo abstracto, pero cada pasito que das es algo real. Puede que el primero sea este:
Definir tu propuesta de valor. Determinar qué gana ese cliente tuyo potencial si te escoge a ti.
Pero es cada paso dado, no cada paso imaginado y permíteme que insista: no vale un esfuerzo aislado. Hay que ser constante, perseverar y contar con una capacidad enorme de bregar contra lo que tira para atrás; a menudo, en forma de coartadas. La emprendeduría que antecede a la construcción de la marca personal exige salir de la zona de confort a cada momento.
Qué quieren de ti tus clientes. ¿Eres tú el privilegiado por tenerlos a ellos o lo son ellos por tenerte a ti? (Pregunta trampa).
¿Cuál es el valor de tu servicio si no es algo de primera necesidad?
Y explicárselo con un mensaje claro en cuyo eje no estás tú, sino ellos. Esto hace de tu proyecto algo muy atractivo puesto que, si de algo va, es de ayudar a otros. Entonces puede que todo lo que te va pasando en la vida te esté preparando para un final extraordinario.
Si perseveras, darás forma a ese sueño, te re-conocerás a ti mismo y no te perderás por el camino. Define qué quieres y cómo lo quieres. Y ve dando pasitos hacia ello. Pasitos: es lo único real.

Estrategia, estrategia…
La felicidad no consiste en el triunfo económico. Hay muchísimas cosas que el dinero no puede comprar. Y estoy segura de que no es solo dinero lo que buscas cuando te propones llevar a cabo ese proyecto.
Propina 1
Otto Scharmer, creador de la Teoría U (punto ciego, espacio interno creador o campo emergente de posibilidades creativas), dice:
«La energía sigue a la atención. Por eso no debemos centrar nuestra atención en aquello que tratamos de evitar, sino en aquello que pretendemos que suceda».
«Dos líderes en la misma circunstancia haciendo exactamente lo mismo pueden generar resultados completamente diferentes, dependiendo del espacio interior desde el cual opera cada uno».
Propina 2
Si aún deshojas la margarita del para qué necesitas una marca personal, date una vuelta por aquí.
Cada persona es un mundo y tiene su ritmo. No hay que compararse con los demás, tan solo practicar la constancia. Creo que es un artículo muy acertado y muy bien expresado. Gracias por la dosis de energía que supone leerte.
Así es. En cambio hay quien se atropella con las prisas y… las prisas no son buenas consejeras.
Gracias a ti por pasarte, Frida.
Un abrazo.