He aquí una sociedad bien avenida: emociones y marca personal. Las emociones, y más en Internet, tienen mayor predicamento y presencia que todo tipo de razones y argumentos. Emociones son lo que da sabor a la vida y lo que nos hace reaccionar sin pensarlo. Emociones y marca personal es un híbrido con atributos para convertirse en una ¡bomba!
¿Marca personal sin una emoción detrás?
Marca personal sin una emoción que le dé entidad no existe. ¿Por qué? Porque marca personal es el sello que una persona imprime a su producto, a su servicio, a su modus operandi. Y si hay una persona detrás, hay una ilusión de hacer algo favorable en la vida de los demás, una motivación, un motor.

Así no. Tu ánimo debe tener otro tono para motivar a quienes te esperan al final de la calle.
Motivarse con algo, emocionarse, se parece a una promesa que, en primer lugar, uno se da a sí mismo.
Distinto es, y esto sí que devalúa su valor, crear artificios para influir en otros por la vía de crearles necesidades ficticias. En esos casos, la vertiente humanista de la marca personal queda diluida en un objetivo más o menos frívolo. Pero así está el patio: hay quien por hacer dinero es capaz de inducir a un esquimal a creer que necesita hielo. Y lo siguiente, respecto del esquimal —te miro a ti y me miro a mí misma—, es dejarse caer torpemente en ello.
Pero vamos a lo que vamos: si me emociono, me motiva la idea de extenderlo a otros. Primero me emociono/motivo yo y después emociono/motivo a los demás.
La inteligencia emocional asociada a la marca personal
Tu manera de ser, lo que te motiva, adónde vas y con qué propósito: todo ello define el camino y la forma en que te vinculas con los demás. Si pretendes crear valor en sus vidas, tenlo muy en cuenta.
Quien 1 eres
Quien eres es tu esencia y no admite disfraces, salvo que haya un tú y un personaje que actúa a través de ti, disociado de ti.
De otro modo, eres una suma de creencias, valores, sentimientos, emociones y comportamientos. En palabras de andar por casa: eres tal y como te las apañas contigo mismo.

A la búsqueda del ser holístico para fundar una marca personal: mira qué tarea compleja y apasionante.
Ahora me preguntas si de verdad esto importa y me pongo seria: importa, y mucho. Entre embridar lo que te sube por el esófago cuando alguien te saca de tus casillas y la mera contemplación de tu imagen en el espejo… hay una diferencia. Porque, además, conocer tus emociones es conocer las emociones de quienes tienes enfrente: entonces puedes establecer conductas adecuadas, tanto personales y grupales como de marca.
Tú eres tú en cada situación, pero solo puedes intervenir sobre lo que conoces.
Lo que te motiva
Entre las emociones y el establecimiento de la marca personal está lo que te motiva: quieres cambiar el mundo, ganar mucho dinero, trabajar sin jefes. O se te ha ocurrido algo espectacular, una idea: nunca antes has oído hablar de algo así. O te seduce la perspectiva de trabajar en equipo; de expandirte, de ir a más, de dar más de sí.
A veces es una síntesis de varias de esas razones.
He ahí el motor.
¿Agua, dónde vas?
Así lo preguntaba Federico García Lorca en ese poema que finaliza diciendo:
(Cuatro pájaros sin rumbo
en el alto chopo están).
Define adónde te diriges para no quedarte en lo alto del chopo, sin más propósito que sobrevivir.

Esta también busca expandirse, ir más allá. Al menos tiene actitud.
Las motivaciones son casi universales; de hecho, pueden sintetizarse en esa media docena del apartado anterior. Ahora bien: la meta tienes que definirla tú. El objetivo es personal. Tus emociones y la marca personal que persigues se ligan a tus creencias, limitaciones, valores y competencias. Esto nos devuelve al nosce te ipsum, a lo valioso de conocerte a ti mismo.
Con qué propósito
Si lo ves, estamos dando vueltas en círculo: entre emociones y marca personal está lo que sientes en lo más íntimo de ti. Y vas a orientarte de acuerdo con tu ánimo hacia cierta versión mejorada de ti que se te dibuja en el horizonte.
Tanto emociones como sentimientos te mueven a actuar de maneras determinadas. Se plasman en el modo en que te desempeñas y te conduces hacia tu marca personal. Clic para tuitearY para ir desde las emociones a la marca personal, tendrás que evaluar de nuevo tus competencias: visión, valores y lo que pretendes hacer con ello. Lo que en marketing empresarial se denomina misión.
Visión y misión personal tienen que dar sentido, no solo a tu estrategia, sino a tu vida. Son el sabor a ti que impregna cada cosa que haces.
Emociones y marca personal: un todo solidario
Cuando conjugas emociones y marca personal para desarrollar un proyecto, haces un descubrimiento poderoso: al tiempo que trabajas, obtienes placer. El trabajo es menos trabajo; en realidad, trabajas para ese propósito en el que confluyen misión y visión. Tu vida cobra un sentido muy especial.
Pero hay condiciones. Y tienen que ver de nuevo con tu manera de ser…
- Auténtico
- Confiable
- Honesto
- Inspirador
- Capaz de generar valor
Quiero hacerte caer en la cuenta de que perfección es un atributo que no está. Esto no va de ser perfectos. Va de motores que te dan energía porque están alineados con quien eres.

Con lo chiquita que es, tiene clara cuál es su propuesta de valor. Y no enreda buscando la perfección.
De este modo influyes en otros de manera natural. Si algo hay que no debería tener precio jamás es tu esencia. Así, siendo natural, no necesitas ser plasta ni hacer promesas ridículas. Los demás te perciben tal cual eres y la relación acaba siendo un espacio de crecimiento en ambas direcciones.
Emociones y marca personal trazan la ruta para hacer de ti una persona más completa al tiempo que hace más completa a la persona que se relaciona contigo. Clic para tuitearPorque, en realidad, tu propuesta de valor eres tú. Así que solo va de que seas excelente en tu singularidad.
Es, sencillamente, ¡genial!

El encaje entre emociones y razón te debería ir quedando así.
Rastrea tus emociones, identifícalas; pásalas después por el tamiz de la razón. Recuerda que hay emociones muy poco útiles, así que conviene establecer pactos entre corazón y cerebro.
Propina 1
Más que una propina es una recomendación, pero llamémosla así: cuida que entre tu lenguaje y tú mismo haya siempre una relación de correspondencia. Que no digas algo distinto de lo que piensas y de lo que sientes. Que cuando hables, como cuando escribas, seas tú.
En los contextos de la inteligencia emocional y del coaching está tipificado: hablan de estar en coherencia cardíaca. Y no es malo tener la orquesta sonando en armonía. Para que cuando llegues a la meta celebres aquello en lo que te has convertido.
Propina 2
Y si tus emociones te han llevado por rutas poco constructivas, reescríbete, como haces con tus textos. Hazlo hasta alcanzar esa mejor versión de ti… que nunca será la definitiva, pero que se te irá pareciendo cada vez más.
1 Aviso para navegantes:
Observa que ni interrogo ni exclamo: quien eres, en este caso, equivale a quien tú eres: el/la que eres, luego no añado tilde. Quien eres en este momento de tu vida no tiene por qué determinar quien serás; por eso mismo te conviene tomar buena nota de dónde estás ahora y adónde quieres llegar.
Siempre he pensado así sobre la marca personal y mi escencia
Mi escencia es mi escencia.
Y se complementan con mis textos y lo que hablo
Me gustó mucho tu escrito es más me he identificado.
La cuentión de emociones y sentimientos, motivadores por excelencia.
Gracias por compartir.
¡Qué bueno coincidir en la mirada, Ana! Porque es cierto: ni tú puedes dejar de ser tú ni yo dejar de ser yo. Es el modo en que nuestros textos dan cuenta de la singularidad de cada una. Una marca personal genuina solo puede construirse desde ahí.
Gracias a ti por tu aprecio y por dejarme tu comentario.