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La idea parte de la petición de una amable seguidora: cómo hacer citas textuales cortas y largas. Me dije: «da para un artículo».

Y aquí vengo dispuesta, pertrechada de los bártulos que me acompañarán para no dejarme nada o lo menos posible.

Hoy, la estrella serán las comillas. Las angulares, por supuesto.

Saber cómo citar es fundamental: en una novela, evitarás que el lector se pierda; en un texto profesional o académico, eludirás el plagio, aumentará la credibilidad y el rigor de tu trabajo, y facilitarás la lectura y cualquier revisión… Clic para tuitear

Empiezo por los casos más sencillos y sigo con los más peliagudos. El artículo tiene dos secciones diferenciadas: en la primera, me ciño al contexto de la novela; en la segunda, paso a un entorno formal.

En la novela

Citar correctamente lo que dicen los personajes en una novela es clave para garantizar la precisión, la claridad y la credibilidad de la obra.

Dicho de un modo coloquial: para que el lector no se haga un esguince por no saber decir qué dice quién ni cuándo.

Primer caso de cita textual

Una cita es, entre otras acepciones que no nos interesan aquí, una mención. Alguien menciona de modo literal algo que otra u otras personas dijeron:

En cuanto salió a la calle, los insultos estuvieron servidos. La llamaron «malamadre», «descastada», «sinvergüenza», y una voz tronó: «¡un par de hostias es lo que mereces!».

Las palabras literales que alguien pronuncia se recogen entre comillas. Del rango que tienen las comillas en nuestra lengua hablé aquí, de modo que no me repetiré.

Segundo caso de cita textual

Aquí pueden darse distintas situaciones que aconsejan recoger cierto término entre comillas:

  • palabra vulgar o en desuso,
  • término en sentido irónico,
  • vocablo que se desvía de su significado original.

Vayan unos cuantos ejemplos en estos sentidos:

Ya no se oye decir «tragaldabas».

«Cocreta» nunca estuvo admitida por la RAE, por más que te empeñes en asegurar lo contrario.

Los nuevos descubrimientos acabaron «emborronando» la historia oficial.

Tercer caso de cita textual

Así como los títulos de las obras de creación se escriben en cursiva, los capítulos que la componen se detallan entrecomillados:

Uno de los capítulos del libro que estoy leyendo se titula «Afueras de Roma».

De La ciudad solitaria me llamó la atención el capítulo «Mi corazón se abre al oír tu voz».

Cuarto caso de cita textual o literal

Valga decir que, al menos en este caso que nos ocupa, textual y literal significan lo mismo.

En un contexto de novela, nos encontramos con un párrafo introducido por la voz narradora. Podría seguir un diálogo iniciado con raya (—), pero se trata de un párrafo largo, de más de cuatro o cinco líneas; y nadie interrumpe. El autor puede preferir destacarlo así, recogido con comillas:

Fue una mañana de primeros de abril cuando se encontraron después de treinta años. Intercambiaron unas cuantas palabras de rigor y se sentaron en un café. Marta le pidió disculpas y le habló bajito.

«Nunca lo quise. Solo me interesó como amigo y como compañero de correrías, aunque lo sabía, claro que lo sabía; cómo ignorarlo, si se comportaba como un colegial, si se ponía como un tomate cada vez que me veía asomar por la puerta. Ya no me importa reconocerlo; ha pasado tanto tiempo… Lo utilicé a sabiendas de que a Marcela le haría un daño que no me perdonaría jamás, y eso que ya no era la misma y quizá tampoco lo era yo. Nos habíamos distanciado. Al menos, esa era mi disculpa. Luego, cuando supe que había muerto, fue como si reventara un tumor dentro de mí».

Quinto caso de cita textual o literal

En ocasiones, vemos que tiene lugar una combinación de diálogos a los que sigue el relato pormenorizado de recuerdos y más recuerdos por parte de uno de los personajes.

—Lo he lamentado tanto todos estos años…

—Quizá no sabes que Marcos, después de todo, se casó con ella. Tampoco sabrás que ella había tenido un hijo de Jaime ni que el cobarde había desaparecido en cuanto supo lo que le venía encima. No la culpo. Pobrecilla. Si yo me hubiera visto en la misma situación…

Este personaje sigue hablando y desovillando memoria… Caben aquí, en el inicio, comillas de seguimiento o comillas de seguir (»):

»Veinte años después, alguien que tú no conoces me dijo que la había visto por Madrid en no muy buenas condiciones. Que estaba en uno de los soportales de la plaza Mayor con una botella de cerveza en la mano cuando solo eran las ocho de la mañana, imagínate. Al parecer, estaba toda sucia y desgreñada y le costó reconocerla. Debió acercarse a ella y, por lo que me contó, le dijo “no sé qué puedo hacer por ti”. El caso es que Marta la miró de arriba abajo, como si la viera por primera vez y quisiera desentrañar qué mosca le había picado a aquella pintamonas. “Dame una de estas”, le pidió mostrándole la botella casi vacía.

Las citas literales insertas se recogen con comillas inglesas: “no sé qué puedo hacer por ti”; “Dame una de estas”. Las comillas angulares están ocupadas en el inicio del párrafo, indicando que el parlamento del personaje continúa.

Sexto caso de cómo hacer citas textuales

En otro momento, de forma sutil, puedes recordarle al lector que el personaje prosigue sus confidencias.

¿Cómo?

Añadiendo una acotación entre rayas parentéticas en un momento del discurso, en lugar de que la voz narrativa anticipe nada.

Supón: el párrafo anterior, introducido por comillas de seguimiento, finaliza tras quince o veinte líneas. La voz narrativa toma la palabra para añadir una descripción:

Desde la balconada del piso superior se veían los campos desplegados, como si se tratara de un folleto de turismo. El hecho de que hubiesen elegido el sur y aquel rincón tan apartado de todo solo obedecía al ansia por huir del griterío de la ciudad y el frío horrendo del norte.

Una discreta intervención de la voz narrativa (como digo, entre rayas parentéticas) evitará que el lector se pierda; más abajo podrías incluir otra que dé cuenta de la situación:

»Quién sabe qué aire le dio —continuó diciendo Emma en un arrebato de simpatía—, pero terminó sus días en un pueblecito de Francia, acogido por una familia, fíjate qué onda. Cómo la habrían visto para apiadarse de ella, medio ida que debía estar después de tanto tiempo de mala vida. Total —tomó un sorbo del batido, la mirada perdida en el horizonte—, que eso debió ser un punto de inflexión, porque a partir de ahí nunca fue la misma. Cuidaba la pequeña cabaña que le habían cedido, se montó un pequeño huerto y se dedicó a la vida contemplativa.

Séptimo caso de cómo hacer citas textuales

Después, si la historia continúa en tiempo presente, se abre diálogo (recuerda que no se han cerrado las comillas; las comillas de seguir no se cierran). Imagina que lo anterior a esto es el párrafo del punto precedente:

—Esa parte de la historia me la sé. Me la contó su hermana cuando volvió de recoger las cenizas.

—No la sabes toda; déjame seguir.

Y retomó el hilo que había quedado suspendido:

»Cuando su hermana llegó, no esperaba encontrarse lo que se encontró: lo que había vivido Sandra había pasado de ser una simple anécdota a convertirse en una historia de vida paralela. De haber sido un paréntesis, lo hubiera ocultado como uno de esos peajes que se cobra la vida. Pero tres niños no podían considerarse desliz y no le quedó otra que confesárselo a tu madre. ¿Qué se puede añadir? Hizo de su vida lo que le dio la gana. Que luego su madre muriera y tú creas que fue a consecuencia del disgusto…, ¿quién puede decirlo? La mujer tampoco es que llevara una vida sana, no; también tenía lo suyo. Y blablablá.

Por cierto, si quieres saber cómo escribir los diálogos de forma adecuada, visita este artículo. Y si te preguntas qué función tiene un diálogo dentro de la novela, échale un ojo a este otro.

Octavo caso de cómo hacer citas textuales

A veces, la narración se solapa con un diálogo que pertenece a un tiempo anterior. Ese diálogo hay que entrecomillarlo y añadir a cada parlamento la raya correspondiente; o sea, comillas + raya de diálogo:

Como cada lunes, había abierto la puerta de la casa ansiosa por ver a alguien en quien derramar su angustia, que era mucha. Al cerrar la verja y alcanzar la calle, vio venir una figura que le resultó vagamente familiar. Era Jaime, «el sinvergüenza que había desgraciado a su hija», como decía ella. Alguien fue contando después que se dedicaron más de cuatro palabras:

«—No se puede huir por los siglos de los siglos. Eres un malnacido, un desnaturalizado que no merece ni la gota de lluvia que le moja el pelo.

—Usted no es quién para hablarme así, ni sabe de la misa la media. Métase en casa y guárdese esas palabras que  ensucian el aire, y hágase un favor: no me obligue a contarle la verdad».

[¿Ves que el diálogo entre los dos personajes queda ceñido con comillas? Si después sigue un nuevo diálogo en tiempo presente, desaparecen las comillas].

—¿Eso le dijo? ¿Y qué verdad era esa, si puede saberse?

—No lo sé. La mujer debió quedarse cortada al ver la actitud que gastaba él, porque se volvió y no dijo más.

Noveno caso: cómo incluir una carta dentro de una novela

Este caso es bastante común dentro de la novela, pero la recomendación es que abandones las comillas y la cursiva y representes así:

  • Deja un espacio superior e inferior para que la carta quede separada de la narración.
  • Usa una letra a un punto menos del utilizado en el resto del texto. Por ejemplo, a 11 si la novela está a 12.
  • Aplica sangría por ambos lados, de manera que el texto de la carta quede bien enmarcado y diferenciado del margen normal.
  • Si la carta está firmada con un nombre, no le pongas punto al final, a no ser que sean iniciales.
  • Podrías usar una fuente distinta al resto del texto, aunque esto, a mí, personalmente, no me hace gracia.

El texto de la carta respecto al resto del enunciado debería tener una representación similar a esta:

Cómo hacer citas textuales de los personajes en una novela

En un texto académico

Condúcete con integridad: sé respetuoso con lo que crearon otros; sé riguroso y facilita el trabajo de rastreo a quien venga detrás.

En un texto académico pueden darse estas dos circunstancias:

  • que la cita en cuestión sea de menos de cuarenta palabras
  • o que sea de más de cuarenta.

Cómo hacer una cita textual de menos de 40 palabras

Asegúrate de seguir el manual de estilo de referencia, si escribes dentro de un determinado colectivo: universidad, academia, editorial…; no vaya a ser que tengan proscritas, como pasaba en El País en el siglo pasado (no lo sé ahora), las comillas angulares (o francesas, españolas o latinas, que de todos esos modos se denominan).

Una cita de menos de cuarenta palabras, si seguimos las Normas APA, se representa así:

Según García Márquez (1985), «la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla» (p. 76).

Se incluye, como ves, la fecha de la publicación y la página en la que puede encontrarse. La forma de referenciar la cita variará en caso de seguirse otros estándares como MLA, Vancouver, Chicago, etc.

Con comillas inglesas, quedaría de este otro modo:

Según Pérez (2010), “el aprendizaje significativo es aquel que se relaciona con los conocimientos previos del alumno” (p. 23).

O bien:

“El aprendizaje significativo es aquel que se relaciona con los conocimientos previos del alumno” (Pérez, 2010, p. 23).

El título de la obra se cita en la lista de referencias al final del documento, no en el texto.

Cómo hacer una cita textual de más de 40 palabras

Para hacer una cita de más de cuarenta palabras en formato APA, deberías proceder así:

  • Teclea la cita aparte del texto, con sangría, sin comillas y sin cursiva.
  • Cuida que el tipo y tamaño de fuente sea igual que en el resto del documento.
  • Vigila que el interlineado sea doble.
  • Coloca el punto al final de la cita antes de los datos entre paréntesis. Los datos deben incluir el autor, el año y el número de página o párrafo.

Por ejemplo:

Cómo hacer citas textuales en un texto académico

Imagina que la cita no termina en esas cuatro líneas, sino que se extiende diez o quince líneas más: es la razón de que deba destacarse de ese modo.

Para unas pocas líneas, es suficiente con representarla así:

Según Smith (2010), la teoría feminista ha «desafiado la idea de que el género es una categoría natural e inmutable y ha demostrado cómo se construye socialmente a través de la interacción de factores biológicos, culturales y políticos. Además, la teoría feminista ha destacado la importancia de la diversidad y la complejidad en la construcción del género, reconociendo que existen múltiples formas de ser hombre o mujer y que la identidad de género es una cuestión personal y subjetiva» (p. 25). La afirmación sugiere que dicha teoría ha tenido un impacto significativo en la comprensión del género.

También en este caso, el título de la obra irá en la lista de referencias, al final del documento, no en el cuerpo del texto.

Propina

Creo que están los casos más llamativos. Para otros que te encuentres, teclea en Google «cómo citar páginas web», o blog, por ejemplo, o cualquier otra publicación cuya autoría necesites mencionar.


Nota: Los ejemplos que ilustran el apartado de novela son de propia cosecha, de manera que no tiene objeto citar a ningún otro autor.

 

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