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Aprender a redactar bien es aprender, sobre todo, cómo evitar errores  al escribir. Que se aprende leyendo, dicen, pero esta es una verdad muy parcial. Cuando lees aprendes a leer. Leyendo haces oído, te familiarizas con las palabras y amplias perspectivas, pero… si pones interés. Si lees sin fijarte, recordarás el tema, tal vez ciertas ideas, pero nada acerca de cómo estaba escrito. Tal vez, ni eso.

Pero a evitar errores de escritura no aprendes solo con leer. Para esto necesitas conocer tus puntos débiles y no hay manual, por exhaustivo que sea, que te revele en qué patinas. Lo cierto es que cada vez se escribe más y no diré que peor, pero desde luego no todo lo bien que sería deseable; sobre todo, teniendo en cuenta las facilidades con las que contamos hoy día.

A escribir se aprende atravesando el Rubicón lingüístico, plagado de amenazas, ya lo anticipo. Si las quieres detectar, tienes que remangarte; tan cierto como que el sol sale por el este.

Remangarse para avanzar

Nadie escribe textos perfectos. El texto perfecto es como cualquier otro ideal de perfección: un imposible metafísico. Siempre habrá quien diga pues yo lo hubiera puesto así o yo lo hubiera dicho asá. Y eso, en caso de que salgan bien, sin meteduras mayúsculas.

Cómo evitar errores al escribir

Remangarse es esto. Y es lo menos cuando se trata de cruzar el Rubicón lingüístico.

Expresado en términos reales: con la propia escritura se avanza, se mejora, se pule y se repule. La revisión y la corrección son cruciales, pero nos devuelven al punto de partida: a ponerse uno a sí mismo por montera; esto es, a armarse de valor y remangarse. Los egos, en cuarentena.

Por dónde empezar a escribir

Hay medidas que puedes tomar antes de encomendarte a corrector alguno, como estas que siguen:

  • Hazte con papel y lápiz y escribe la idea que te ronda.
  • Sácale todos los flecos y ramas que se te ocurran sin separarte de ella.
  • Hazte un pequeño guion.
  • Escribe, enlaza imágenes, pensamientos, razones.
  • Define a dónde quieres ir a parar, a qué conclusión pretendes llegar.
  • Entra en pormenores: especifica la ruta o, lo que es igual, qué decir en qué orden y en qué te vas a apoyar.
  • Aparta el móvil, las notificaciones; y si entras en Internet, concreta antes tu propósito (o acabarás moñeando, ya te lo digo yo).

Esta última medida es, con seguridad, la más costosa.

Error número 1: Recurrir al diccionario para centrar el tema

A cómo evitar errores al escribir se aprende contra uno mismo, pero se aprende también pesquisando tropiezos ajenos. ¿Es que recurrir al diccionario es un error? En absoluto. Pero ya lo han hecho otros y lo han hecho mucho. Es un recurso manido. No lo sigas.

Acertarás expresando de entrada la idea que vas a defender. Es bueno que recurras al diccionario, pero es mejor aún que hagas tuya la idea y la refieras con tus palabras. Y si recurres al diccionario, que sea más avanzado el texto y no de entrada. Pregúntate si hacerlo no estará allanándote el camino de la pereza.

Error número 2: Meter paja

Cómo evitar errores al escribir

La paja, para hacer hatillos en el campo y darle después mejor destino.

Estás en el meollo del escrito, el cuerpo del mensaje: ve a lo que importa.

  • Céntrate en cuestiones relevantes.
  • Despliega argumentos y contraargumentos.
  • Apóyate en estudios, citas, referencias.
  • Ofrece pruebas.

Vas de camino a una conclusión y lo que escribas aquí es la ruta propiamente dicha. Si te intriga cómo evitar errores al escribir, aplícate en redactar una frase que responda a la cuestión del inicio. Deja la paja para los campos y los pastos y olvídate de marear la perdiz para no decir nada.

Error número 3: Rematar con ideas confusas

Estás siguiendo una ruta lógica. De manera natural, debe desembocar en un final consecuente: a ese fin están dirigidos los ejemplos, los datos, las aportaciones que sostienen tu tesis. Si no es así, vuelve sobre las premisas, reconduce el enfoque. Nada de barroquismos que enmascaren un planteamiento que ya, de inicio, era fallido. O ideas confusas que te han llevado a perderte por el camino. Si no tienes claro a dónde te diriges, Seshat, la diosa de la escritura, hará una pira contigo.

Hay al menos siete errores que está en tu mano evitar cuando escribes, antes incluso de solicitar los servicios de un corrector profesional. Clic para tuitear

Quieres un buen final y aprender de veras cómo evitar errores al escribir: ayúdate siendo breve. Resume los conceptos que has ido deslizando y recuerda que esto no es una novela: un buen final en un texto de no ficción debe recoger los hilos previos. Reserva las sorpresas para contextos literarios.

Error número 4: Plagiar

Plagiar está condenado con garrotazo y hoguera.

Cómo evitar errores al escribir

Hoy día está tirado reconocer un plagio. No me vengas luego con esa cara…

Has leído y has absorbido todo lo que necesitabas para redactar el trabajo, lo has hecho tuyo, ergo, ¿para qué plagiar? Si en el error número uno hablábamos de evitar reproducir ciertos pasos que ya otros dieron, qué decir del plagio.

Copiar es penoso, pero es más penoso aún no pensar por uno mismo ni sacar conclusiones. Te condenas a reproducir in aeternum las palabras de otros. ¿Pasar por la universidad para esto?

Recuerda: comillas y citas son el salvoconducto. Y también los parafraseos, pero no confundas una cosa con otra. En un artículo futuro nos ocuparemos de este asunto del parafraseo.

Error número 5: No incluir bibliografía

Nadie espera que te broten las ideas con la espontaneidad de las setas. Tu trabajo se funda sobre ideas de otros: es como progresa y se difunde el conocimiento; como conversan las ideas, como se van expandiendo las viejas y fraguando las nuevas.

Lo que se espera de cualquier trabajo no ficcional es un listado de las obras consultadas: su autor, título, fecha y lugar de publicación y editorial. O la ubicación de las páginas de Internet, si es el caso, y la fecha de publicación.

Error número 6: Saltarse el registro pertinente

No aprenderás cómo evitar errores al escribir si abandonas el registro adecuado, el que dicta el destino último del trabajo. Es crucial que mantengas un lenguaje culto, académico o, dependiendo del caso, meramente didáctico. Y de manera común…

  • El lenguaje coloquial y familiar está descartado.
  • Las palabras que no sean necesarias, también.
  • Las abreviaturas típicas de los mensajes de texto, excluidas.
  • Los signos de exclamación, descartados igualmente.
  • Los adjetivos: mejor de menos que de más.
  • Adverbios terminados en -mente[1], tópicos y frases hechas: desterrados.
  • El lenguaje hinchado, ampuloso o alambicado, incluso en escritos administrativos, tampoco es bienvenido.

Clave: utiliza un registro neutro, claro y ajustado al contexto.

Error número 7: Despreciar la correcta ortografía

Cómo evitar errores al escribir

Interrogaciones, tal vez, para responder a renglón seguido. Interjecciones, no; en absoluto.

Si no has aprendido a ser puntilloso con la ortografía, ¿qué crees que transmites a quien te lee? Hoy día es pan comido consultar, asegurarse. Seguro que tienes unas cuantas palabras con las que dudas; que no tienes claro si ahí va una coma o un punto y coma; si ahí te conviene iniciar un párrafo nuevo. ¡Asegúrate!

El corrector de textos en línea ayuda, pero hasta donde ayuda; y hasta donde lo hace, tira de él. Más allá de él, recurre al corrector de textos profesional.

Cómo evitar errores al escribir: lo que no puedes pedir que Word haga por ti

A Word no le pidas que te discrimine entre peso y pesó, entre asta y hasta o entre basto y vasto. Word no es experto en cómo evitar errores al escribir; es un procesador que bastante hace con lo que hace y que, dicho sea de paso, cada vez lo hace mejor.

Tampoco te dice si es aconsejable poner un punto y seguido, un punto y coma o cambiar de párrafo. Ni si una idea es redundante o si te repites más que el pepino.

A Word, pídele que te subraye algo que no está en su base de datos y lo hará. En tal caso, cerciórate de qué has querido decir y cómo lo debes escribir. Consulta cuando dudes. De hecho, hay palabras que están correctamente escritas y que no reconoce y otras que ni siquiera están en la edición en línea del DRAE. Como paratexto, por ejemplo; o enantiosemia, polionomasia o eutaxia, que deberás consultar de forma expresa. O el modesto del verbo dar, a diferencia de la preposición.

 

Propina

Termino con una sugerencia que más que sugerencia quiere ser un aliento: escribe y escribe bien, hasta las últimas consecuencias. La satisfacción de alcanzar más y más dominio en decir lo que quieres y como lo quieres es poderosa… y adictiva.

 

[1] Salvo que sean, en rigor, pertinentes. Hablo de ellos en este artículo.

2 Comments

  • Frida dice:

    Muy buenas, Marian. Soy una de esas personas que lee y olvida lo que lee en muchas ocasiones. Así que aunque me haya gustado un libro no tengo nunca ni idea de cómo me lo han contado, sólo pervive en mí la historia si la he disfrutado. Así que no podría estar más de acuerdo contigo, leer ayuda, pero escribir todos los días es fundamental. Cada día se aprende algo nuevo y la práctica te ayuda a evolucionar.

    Y aunque sé que no todo el mundo puede permitirse un corrector profesional, al menos se deberían usar lectores cero. No son lo mismo, lo sé, pero al menos ayudan a pulir un poco y a que se corrijan cosas como lo que comentas de la ortografía, poner un paso en lugar de un pasó. Y porque alguien que no seas tú va a ver mejor carencias, ya que ante su escrito una no es objetiva. Eso sí, los lectores cero mejor que no sean de la familia ni amigos que teman lastimarte.

    • Marian Ruiz dice:

      Hola, Frida:
      La práctica y tomar distancia con lo propio ayudan. Si repasas lo escrito dejando pasar tiempo, lo ves de otro modo y puedes corregirte, aunque sigue siendo difícil mirarse por completo de forma extrañada. ¿Lectores cero? Muy bien, pero lectores con criterio, como señalas: ni familiares ni allegados. Aun así, un lector cero es eso: un lector con una opinión personal. No es corrector; no le puedes pedir que afine ni que advierta matices. La corrección requiere miradas adiestradas. ¿No puedes permitirte un corrector profesional? Yo creo que hay soluciones, pero cada uno debe decidir qué se le juega y qué quiere ofrecer a sus lectores. Hay muchos libros en el mercado que aun habiendo pasado por correctores profesionales contienen erratas, imagínate los que no. Y la desgracia de que el autor no llegue a saberlo nunca y esté dando por bueno algo que no lo es.

      Muy buen ejemplo ese del paso/pasó. Gracias por dejarme tu comentario.
      Un abrazo literario.

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