A veces no está claro de qué hablamos cuando hablamos de corrección de textos. Los autores temen al corrector más que los críos al hombre del saco. ¿Quieres saber por qué?
Algo de esto hay:
- Lo consideran caro.
- Creen que lo suyo está correcto.
- Opinan que la corrección está sobrevalorada.
- Temen encontrarse con un texto cambiado cuando les venga de vuelta.
- Piensan que lo suyo tiene un pase; o cualesquiera de sus variables: que se entiende, que no está tan mal.

Parece que la cosa va de bicis. Seguro que va de bicis. Pero ¿y si va de frenar la contaminación…? ¿Y si es una metafóra de algo? Hmmm.
Qué se hace en una corrección de textos
La corrección de textos subsana aspectos como:
- erratas y errores gramaticales;
- incongruencias;
- imprecisiones léxicas;
- muletillas;
- regímenes preposicionales;
- puntuaciones;
- adecúa (o adecua) cursivas, comillas, negritas;
- administra mayúsculas y minúsculas;
- en los textos que así lo requieren, aplica las normas APA u otras que se requieran.
Hablamos de perspicacia
Escribir tiene mucho de técnica y tiene más todavía de práctica. Nadie, ni la persona más experta y avezada, está libre de cometer fallos cuando escribe. De hecho, escribirá bien y se expresará con corrección y, aun así, incurrirá en errores:
- Por mucho que sepa, ni es infalible ni lo sabe todo.
- Quien acaba de dar por finalizado un escrito está demasiado pegado a él. Penetrar en sus entresijos requiere una mirada extrañada; difícilmente se le hace una mirada extrañada —o desacostumbrada— a lo conocido.
- Son necesarios un oído y una vista entrenados en ver, detectar y discriminar.
- Por descontado: es imprescindible tener conocimiento, práctica.
También se trata de habilidad
Hay quienes creen, de manera un tanto ingenua, que un corrector automático es suficiente cuando hablamos de corrección de textos. Sin embargo, un corrector automático puede detectar fallos burdos, pero no fallos finos; menos aún los que emanan del sentido del texto.
De momento, no hay otra: quienes detentan la pericia necesaria para niquelar los textos son los correctores humanos.

Entrégale esto al corrector de Word y dile que baile. Pues con un texto, igual.
La sensibilidad es otro aspecto de la corrección de textos
Tú, persona que escribes, sabes lo que quieres decir. El primer receptor de tu texto es quien te corrige, que actúa, además, como lector cero. Tiene que entenderte y, para ello, detectar cada desperfecto; es como garantiza que tu destinatario final sabrá lo que pretendes.
Dicho en corto: es quitar estorbos que sacan a quien te lee de la fluidez que ha de tener la lectura.
Si no quieres que quien te lee se pregunte a cada momento qué habrás querido decir, debes hacer tú ese esfuerzo; y quien te corrige debe poner toda esa sensibilidad para que tu texto diga lo que quiere decir. Clic para tuitearCuando hablamos de corrección de textos, hablamos de respeto
El temor a encontrarte un texto irreconocible cuando vuelva a ti también cuenta. No te diré que no puede pasar. Puede. De hecho, quizá llueve sobre mojado y tu temor tiene una razón de ser. En tal caso, la (persona) correctora no ha hecho bien su trabajo. Se ha excedido metiéndose por medio y te ha desplazado a ti. Ha hecho un mal apaño.
Quien corrige se enfrenta a un texto ajeno cuyo valor principal es precisamente que es de otro. Su tarea consiste en ceñirse:
- A las normas que regulan la escritura (gramaticales, ortográficas y sintácticas)
- A la detección de elementos que impiden la fluidez del texto:
– Pobreza léxica.
– Puntuación anárquica.
– Adaptación a los giros, usos y costumbres que hacen de la lengua el referente que es.
Otra cosa es que señale aspectos, a su criterio, mejorables. Los puede indicar, sugerir, pero no corregir. El respeto por el autor debe ser máximo.

Hombre, mira, las negritas. Estas, como las mayúsculas: con su función específica en la coreografía.
Asómbrate: también hablamos de dignidad
Quien corrige debe preservar su dignidad. A tu correctora, a tu corrector, no debes pedirle cosas como que:
- Escriba por ti.
- Modifique tu estilo.
- Arregle un galimatías.
- Reorganice todo el escrito o parte.
- Garantice la veracidad de lo escrito.
- Argumente cada corrección (aunque lo hará para sí y alguna vez te dará razones).
- Tenga el texto al retortero con cada nueva intervención por tu parte.
- Edite, maquete.
Corregir un texto es mejorarlo, pero no hasta este extremo.
Si se trata de una obra literaria y, salvo que sea una especialidad que ofrece, no le pidas que:
- Analice tramas o señale inconsistencias.
- Te alfombre los caminos de la fama y del éxito editorial.
En todo caso, hay cuestiones en las que puede intervenir si las acordáis. Te las señalo al final.
Cuando hablamos de corrección de textos hablamos de humildad
Por parte del corrector:
- Ha de estar a la altura de lo que se le solicita. Los niveles de intervención varían de un texto a otro. Esta que te escribe, sin ir más lejos, no acepta textos científicos ni matemáticos. Me ciño a la narrativa, la divulgación y los textos académicos.
- Pedirá siempre un par de páginas o tres de texto de muestra para calibrar a qué se enfrenta (y las devolverá con las anotaciones pertinentes, breve informe al respecto y sin compromiso).
- Tiene que saber decir no.
A veces, como eres maja, abierta y accesible, alguien tiene la tentación de decirte «échame un vistazo a esto, tú que sabes y que te cuesta tan poco» o «esto me lo arreglas tú en un pispás».

Tú que controlas y que no te cuesta, hazme una cosa así, bonita, de esas que sabes. ¡La próxima caña corre de mi cuenta!
Si te ofrece algo a cambio, un trueque que te compense, puedes decidir; si no, mejor un no a tiempo.
Resulta que tú te dedicas a eso y lo haces por dos razones: amor y dinero. Crear contenidos exige tiempo y recursos. Como cualquier otra actividad a la que añades amor. Clic para tuitearPero esa es tu ventaja, tu suerte, tu talismán, y que la banalices o la rebajes trae muy mal fario.
Por parte del solicitante:
- Estudia con atención cada comentario que recibes en las páginas de muestra que vuelven a ti.
- Puedes hacer tus propias comprobaciones enviándoselas a más de un profesional.
- No es imperativo que escojas la oferta más cara; tampoco la más barata.
- Una vez que te decides, confía, ten tu experiencia y saca conclusiones.
Más allá de la corrección de textos
Cada profesional tiene sus competencias y su propia oferta de trabajos y tarifas. Hay quienes, además de corregir textos…
- redactan por ti;
- corrigen estructuras;
- organizan contenidos;
- mejoran tus escritos.
Pero depende del profesional.

Hay profesionales que incluyen cosas muy… estéticas en su oferta. Pero depende del campo en el que se muevan. Nada como preguntar.
Nunca des por sentado que una corrección de textos deba incluir ese tipo de trabajos.
Y créeme: te vas a encontrar con pocos correctores en tu vida que tengan áticos de lujo, lechuzas de oro en sus baños, Ferraris a la puerta o islas a su nombre en Dubai. Muy pocos.
Propina 1
El corrector no lo sabe todo, pero sabe cómo acceder a la opción correcta. Se asegura. Tiene recursos para indagar, sabe dónde consultar sus dudas y está corriente de las actualizaciones de la norma académica.
Intervenir lo mínimo y ofrecer la máxima eficacia; que no se corte en advertirte de todo aquello que no funciona: es lo que debes pedirle a la persona que corregirá tus escritos.
![]() |