Para abordar el hecho de la comunicación tengo que hablar de lenguaje interno y lenguaje externo casi como imperativo. Me interesa tomarlo como un todo para ver si me lleva a donde quiero que me lleve.
La pregunta que me hago es si puedo ser soberana de mi lenguaje. Hale. Casi nada.
¿Eres tú, persona que me lees, soberana del tuyo o hay una retahíla interna mandando sobre ti?
Solo puedes responder afirmativamente si escoges de forma consciente las palabras que utilizas. Uf. Te invito a mirar si alguna vez piensas en seleccionar palabras para dirigirte a alguien. Para dirigirte a ti.

Cada vez que abras la boca y no sea para respirar o comer, haz esto: selecciona. No te digo ya si vas a escribir…
El hecho de la comunicación con el lenguaje como eje
Sé que te importa, pero a lo mejor no es malo que revises cuánto sabes de la relevancia del lenguaje en la comunicación; sobre todo, en sus efectos prácticos.
Hay quienes hablan mucho y no comunican nada. Y todo lo contrario: quienes con pocas palabras ofrecen auténticos regalos. Me atrevo a decir que hay más personas de las primeras que de las segundas.
Para comunicar hay que tocar corazón y mente. Conectar. Y conectar siempre está unos cuantos escenarios más allá de lo obvio. Clic para tuitearUna cosa es clara: si no escuchas, no observas, no atiendes, no sientes su proximidad, esa persona puede estar a escasos centímetros físicos de ti y, sin embargo, a muchos kilómetros emocionales de distancia.

Mira, estos dos están a punto de conectar.
Me pregunto si es posible tocar el corazón de alguien cuando el propio lenguaje interno no es armónico.
El hecho de la comunicación: lenguaje interno y lenguaje externo como anverso y reverso
Me pongo a recordar y hago más que eso: recreo, decido respecto a mi pasado. A mi yo experiencial lo amordazo: nadie le ha dado vela en este entierro. Hago una «deseografía», un como yo hubiera querido que fuera. De hecho, ni aunque me propusiera ser fiel a mis recuerdos será como pasó lo que relate hoy. Mis recuerdos no son mis experiencias. Son apenas residuos desvaídos de lo que fue y a lo que ya no tengo acceso.
Ahora empieza mi creación.
Lo que me digo por dentro respecto de todo ello es lo que importa. Es el modo en que me cuento a mí misma cómo me veo y la forma en que le cuento al mundo quién soy.
Es desde donde elaboro mi repertorio externo y donde me vuelvo soberana. El trono desde el que reino o la celda en la que guardo condena.

Dos que han ajustado sus respectivos lenguajes interno y externo. Y les va de maravilla.
Del lenguaje interno, pasando por el lenguaje externo, a la acción
El hecho de la comunicación es cara y cruz de una moneda que soy yo misma, y cuya expresión depende de lo que yo me cuento. Y de lo que hago. Porque tengo que hacer: es como cambian los pasadizos por donde se hacen guiños mis neuronas. No lo digo yo, lo dice la ciencia. Extraigo este párrafo de aquí:
La multiplicidad de las circunstancias para que se ocasione un nuevo aprendizaje nos hace preguntarnos si el cerebro va a cambiar cada vez que se aprende algo. La investigación sugiere que esto no es así. Parece que el cerebro adquirirá nuevos conocimientos, y por lo tanto actualizará su potencial para la plasticidad, si el nuevo aprendizaje conlleva una mejora de comportamiento. Con el fin de aprender a marcar fisiológicamente el cerebro, el aprendizaje debe conllevar cambios en el comportamiento.
A ver si, después de todo, va ser verdad que las palabras cambian la realidad; y si es que no tenemos una realidad mejor porque no hemos aprendido a escoger las palabras que la nombran. Porque no hemos aprendido a habitar el lenguaje como agente de la realidad y a actuar en consecuencia. Y aquí era donde quería llegar.
Propina 1
Urgente: aprender a decirme cosas que son verdad. No hay otro modo de que la saboteadora que tengo dentro me crea. Lo siguiente: hacer algo productivo con ello, algo que me mueva de donde estoy.
Propina 2
Hacer de todo aquello que pasó y que incluye decepciones y dolor, algo hermoso. Soy la heroína de mi propia vida. En palabras de Platón: «Sé amable; recuerda que cada ser humano está librando dentro de sí una dura batalla».
Pero sé amable, primero, contigo misma, persona que me lees. Seguro que, para empezar, ya es bastante.