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Hay quien dice que el miedo y la marca personal son incompatibles.

Hace unos días vi Bohemian Rapsody y me sirvió para reparar en dos aspectos de Freddie Mercury: uno, aparentemente en contra; el otro, decididamente a favor. El primero: cuatro incisivos de más; el segundo: ausencia de miedo. Podía haberse quedado en casa rumiando su desesperación por no tener unos dientes estándares, pero la autocompasión no era una de sus opciones; tampoco el miedo.

—¿Por qué no te operas los dientes?

¿A quién le importa? Siempre habrá alguien que pregunte y dé en alguna diana frágil. Forma parte del guion.

Quién eres tú y cómo te atreves

Eres nadie. ¿Y siendo nadie osas salir de ese armario que custodia tu vida?

También está esa vocecita insidiosa que te silva al oído: podrías unir miedo y marca personal…

El miedo no se vence: se atraviesa. No esperes vencerlo para ponerte a cumplir tus sueños y conquistar tu marca personal. Clic para tuitear
El miedo y la marca personal

Tú y tus mimbres.

Y la primera voz vuelve con que estás como una regadera. Tú y tus mimbres gastados. Pero ¿adónde crees que vas?

Sin embargo, algo de verdad —te dices— debe haber en eso de que para avanzar hay que salir del arrullo del armario; después de todo, aunque es confortable, está oscuro y hay silencio. Un silencio que retroalimenta tu miedo hasta convertirse en un estruendo que te enloquece solo a ti.

Aspirante a genio

Tu ego aspira a la genialidad, a la inmortalidad y a no sé cuántas cosas más. Eso manda él, que fabricó el miedo y pretende ahora unir conceptos antagónicos: el miedo y la marca personal. Aspira a que el mundo lo reconozca, a reinar como si descendiera de la pata del propio Freddy.

Demasiada distancia entre tu ratonera y los escenarios de la gloria.

Acéptame estas dos verdades de Perogrullo:

  1. La marca personal no viene a buscarte a casa.
  2. El armario se parece a un útero en el noveno mes de gestación: te va quedando estrecho.

Por un lado, necesitas hacer valor de tu voz, pero si haces valor de tu voz… uf, todo el mundo hablará de ti; te preguntarán cosas que no sabes y harás el ridículo.

El miedo y la marca personal

¿Quién sale primero?

Acéptame también esto:

  1. Es probable que no llegue ese día y, en todo caso, no debería ocuparte ahora.

La marca personal no viene a buscarte a casa ni la construyes sin empujar tus límites. Dolerte por el dolor futuro es otra coartada para seguir a cubierto.

Ten en cuenta que la esperanza que albergas está en la misma longitud de onda de tu miedo: es un circuito cerrado en el que se alían vergüenza, pánico a que te partan el alma y la expectativa de un milagro. Desde un punto de vista operativo, una esperanza inútil.

Lo que importa es que abras la puerta y pongas un pie fuera. Sal. El armario está lleno de macrófagos de la madera que acabarán contigo como no lo hagas.

Salir del armario sin aspirar a ser genio

Con lo que sabes hoy, pon un pie fuera. Hazlo. No existe mañana ni hay futuro, dos fantasmas empecinados en que sigas dentro. Fantasmas sin entidad, parásitos del poder que les has otorgado. Dos en uno: tu Frankenstein particular.

El miedo y la marca personal

Te la dejo, pero no prometo nada. La leyenda dice que tuvo su momento.

Aprende una nueva palabra mientras lo haces: atiquifobia. Ansiedad, náuseas, sudor frío, trastornos digestivos. Recuerda otras que hubo antes: autoboicot, autosabotaje, autofobia. Una lucha sin cuartel contra ti mismo. Como resultado, el miedo y la marca personal se enfrentaron y, como consecuencia, aún sigues sin tener un plan. 

Cuéntalo mientras el armario se viene abajo y asumes que no eres el primero. Empieza por seleccionar nuevas palabras que narren una historia distinta.

Haz algo hoy en esa dirección. Lo que tenga que venir no depende solo de ti. Confía.

El miedo y la marca personal

Puedes construir otra leyenda. En lugar de enmascarar con palabras que no son sino nuevos maquillajes —orgullo, amor propio, prudencia, precaución, pudor, respeto—, pon en marcha ese sueño. Si te equivocas, rectifica: nadie nació sabiendo. Cambia en tu runrún interno la demoledora idea de perfección por te apasiona, puedes; te apasiona, haces.

Los demás dirán y puede que critiquen, pero no lo estás haciendo para ellos. No estás saliendo del armario para ellos. Estás saliendo para ti.

Pero mientras haces para ti, estás haciendo para alguien que desconoces y que, ¡hale hop!, se identifica contigo. Le gustas. Ese alguien está queriendo salir de su propio armario para construirse una leyenda distinta.

Cuando tus sueños son más fuertes que tus miedos

Cuando das brazadas a favor de tus sueños, brazadas cortas y cuidadosas, cambias tu historia. Lo haces cuando conviertes tus dientes de más —eso que te hace especial— en una poderosa caja de resonancia. Como hizo Freddie.

El miedo y la marca personal

Mira a ver qué quieres contarte cuando os veáis dentro de nada haciendo balance. ¿No será fantástico reírse del armario?

Al mismo tiempo, eso nuevo que articulas va cambiando lo que opinas de ti. La pasión es un motor. Otro es la voluntad que hoy pones en marcha; otro, la perseverancia.

Claro, es importante que lleves tiempo dentro del armario porque así sabrás de qué hablo. Porque no se trata de ser temerario, sino de conocer qué te debilita y hacer algo al respecto.

Hoy das un primer paso. Te haces un plan y pasas a la acción; una acción pequeña que llevas a cabo por la mañana y que mira con ilusión a la tarde. La mañana es ahora. Un paso pequeño, pero imprescindible. Recuerda que entre el miedo y la marca personal hay una historia que espera ser contada de otra manera.

La historia distinta vive agazapada entre el miedo y la marca personal y esa insólita compatibilidad entre ambas. Entonces sabrás que no surgió de la magia, sino de tu tesón.

Tu marca personal solo puede fundarse en ideas de potencia. Después, a base de acciones dirigidas, la vas cubriendo de argumentos. Clic para tuitear

 

Propina 1

Me dejo conmover por las historias de gente que dice «sí». Como David Zinn, el artista de las creaciones ‘sin sentido’. Gente capaz de empujar sus límites y de hacer valor de su ser-diferente.

Propina 2

Por si necesitas más, una charla motivadora a cargo del psicólogo Eduardo Krestol.

 

Propina 3

Néstor Braidot, argentino-italiano residente en España, es considerado el padre de la neurociencia. Como ves, entre el miedo y la marca personal hay un recorrido que depende de ti más que de tu dotación genética:

Solo con profundidad y sinergia entre la observación y la autoobservación, el ser humano puede liderar su propio proceso de cambio y transformación, porque el desarrollo cerebro-cuerpo-mente-espíritu no es una atribución que viene dada por la suerte, el destino o los genes. Es el resultado de lo que cada persona hace por sí misma.

 

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