Sin un texto de calidad… ¡No, un momento!
Empecemos por el principio: ¿irías a una entrevista de trabajo con una mancha en la camisa?
Y, en cambio, ¿eres capaz de publicar un texto sin calidad, desorganizado, con errores? Si es así, vigila que no te pase como a Pablo Andrada. Luego te cuento su historia.

Escribir es como dibujar: importa que estén solo las líneas necesarias.
Aunque suene a tópico, eso de que cuidar los textos es cuidar la propia imagen tiene su fundamento. Las palabras escritas se leen, pero antes de leerse se ven: el cerebro las procesa como un todo, como si se tratase de un dibujo a plumilla.
Es así como cada línea cuenta. Como en los trazos de un diseño, no debe haber más de las necesarias. Así el texto se amplifica y se vuelve una partitura donde cada nota —cada palabra— suma, crece y se multiplica; así logra ofrecer significados más complejos. Si lo haces con arte, surge un texto de calidad. Como en un dibujo terminado.
Si escribes para ti, las palabras salen de ti y regresan a ti, te informan acerca de tu mundo interior. Ahí no tienes problema: hazlo de cualquier manera, no hay más testigo que tú.
Ahora bien, si escribes para otros, la cosa cambia o debería cambiar. Entablas una conversación. Las palabras salen de ti con un equipaje que vas a facturar y echar a volar. Van a contarle cosas a otro, a informar de ti, a transformar lo que tienes en tu cabeza y hacerlo asimilable por otro.
Hay grandes diferencias entre un texto que se queda en casa y otro que viaja.
En tu escrito privado, casero, puedes…
- Escribir como hablas.
- Adoptar formas que no son naturales en ti pero te suenan bien; puede que se te hayan quedado pegadas de haberlas oído alguna vez.
En cambio, en un escrito público, ese que diriges a alguien, necesitas:
- Cambiar de registro, del mental/verbal al escrito
- Adoptar una serie de reglas y fórmulas que no son las propias de una charla.
Un texto nacido para conversar es un código con exigencias y estrategias particulares. Un texto de calidad nace tras un proceso, sobre todo, de eliminación.
Recursos para un texto de calidad
En este contexto, los recursos son las reglas, el código. Un código asumido por ambos simplifica mucho las cosas. De entrada, si se utiliza bien, evita malentendidos y esfuerzos innecesarios. Mira cómo lo explica Víctor Sanz.
Por descontado, la imagen queda salvaguardada. Tu imagen escrita es tu portavoz cuando tú no estás. Recuerda que las palabras dichas, como la flecha lanzada o la ocasión perdida, no vuelven, pero las escritas permanecen.
Un texto enviado puede leerse todas las veces que el destinatario decida y detectar erratas, errores y muletillas que en una primera lectura le pasaron desapercibidos. Clic para tuitearSi no te has tomado el trabajo de hacerlo bien, hasta puede provocar una sonrisa en ese destinatario. Eso habla de ti.
Pero puede ser todo lo contrario: que sea muy positivo. Sin duda lo será si has conseguido hacer con tu mensaje lo que hace un quitamanchas eficaz: tu imagen y el objetivo de tu comunicación se lucen.
Andrada perdió el juicio
Y por si aún pensaras que es algo caprichoso lo que digo, voy a contarte la historia que te prometía al principio:
Pablo Andrada era miembro de la Comisión de Apoyo de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) de Uruguay.
Una trabajadora se vio en apuros contra sus jefes a quienes había denunciado por abuso laboral, y este abogado, Andrada, trató de impugnar la orden que los obligaba a indemnizarla con una fuerte suma de dinero.
Según destacó un medio uruguayo, en la apelación del abogado se hallaron faltas como «espresa», «ubiera», «quizo», «abaló», «extructura», «digimos» o «mas haya».
El documento condenatorio decía: «El recurso resulta absolutamente inentendible, plagado de faltas de ortografía garrafales, errores de sintaxis, de tecleo, excesivo uso de abreviaciones con incoherencias absolutas, con un lenguaje inapropiado».
Y se extendía a otros comentarios alusivos a semejante texto impresentable. Como puedes suponer, perdieron el juicio.
Es un caso extremo, pero será bueno tomarlo en cuenta. Un tribunal y sus juicios merecen respeto, y juicio es lo que le espera a tu texto en cuanto sale de tus manos.
Para no perder el juicio ni ser arrojado al escrutinio público, con mi trabajo puedo ayudarte a conseguir un texto de calidad.
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