Un manual de estilo para escribir en Internet: me dirás que no necesitamos algo así.
La red es la actual plaza pública, el ágora griega de nuestro tiempo. Si en aquella se reunían los ciudadanos para hablar de sus problemas, el uso que hacemos hoy de la red se le parece bastante. Ahí donde el ágora fue algo revolucionario en lo urbanístico, Internet no le va a la zaga, que aun siendo menos física saca pecho en lo de urbana. Macrourbana.
Vemos que las relaciones de poder se están deslizando hacia la descentralización y que hay cantidad de iniciativas empresariales de acción directa. Esto ofrece una dimensión ampliada de las ventajas y oportunidades que conlleva la monumental tela de araña.
Inquietud creciente
Cada vez leemos más y, sobre todo, escribimos más. Leemos más y puede que no mejor, y escribimos más y… puede que no mejor. Respecto a esto hay opiniones para dar y tomar, pero yo creo que escribimos mejor por una sencilla razón: a pesar de todas deficiencias que tiene, la educación está más integrada que nunca.
Justo por razones de la dimensión y del alcance de la red, nuestras ideas quedan comprometidas en la plaza global. Normal que nos preocupe si el vehículo —las palabras en cada plataforma— es el adecuado.

El fondo y la forma no van separados: el mensaje es el mensaje tal cual.
Internet es más informal, más desenfadado. Se percibe más amigable que otros espacios tradicionales de trabajo; de hecho, muchos usuarios ni siquiera lo contemplan como tal ‘lugar de trabajo’. De ahí la idea de que no hay por qué cuidar las formas, o no como cuando redactamos una carta o un informe convencional.
Pero resulta que las normas gramaticales no varían cuando escribimos en Internet. Aquí todos estamos expuestos: lo que decimos y cómo lo decimos es una botella lanzada al mar cibernético.
Y nuestro mensaje no es solo el fondo, sino también forma: la suma del qué y del cómo.
Sin un manual de estilo, esto es lo que pasa
Imagínate un texto así en Google+:
«Es q le mola el reguetón. Para mí es una fantasmada pero él dice que es la ostia. Iremos a ver esa caca. Cómete esa por tu puto sobri, colega!!!! Si esto me lo llegan a decir».
Coincidirás conmigo en que de un whatsapp privado no debería salir.
Imagina esto otro en un blog muy serio que navega en la más estricta ortodoxia:
«Muy señores míos:
Hoy hablaremos de lo que da de sí el relativo. Tengan a bien tomárselo como lo que es: relativo. Todo en la vida es relativo y el relativo no iba a ser menos. Incluso, hay ocasiones en que solo lo parece, pero no lo es. Por eso mismo es relativo».
Y ya, lo más es que te asalte con esto en tu muro de Facebook alguien que te quiere… mucho, no, lo siguiente:
«Niña, q tu madre esta mu guapa enla foto yq cuando nos bemos pa unas migas con chorizo q se lo digas q tequiero mucho q bien lo pasmos en la playa el año pasao».

¡A que te ha pasado alguna vez! Tu muro de Facebook asaltado con algo que te hizo decir ¡glups!
Lo que todas comparten es un determinado tipo de lenguaje. Y no me refiero al que aparece en esos ejemplos. Pero habría que empezar por discriminar para qué las redes: qué uso les estamos dando o qué uso les queremos dar.
Un manual de estilo para escribir en Internet
¿O uno por plataforma?
Puede que los ejemplos que he puesto sean un poco exagerados (solo un poco), pero ahora que lo pienso: a lo mejor me he adelantado diciendo que sí. ¡A ver si entonces ingenio, chispa, creatividad, tantas ocurrencias y monerías que nos alegran las mañanas, y no solo de los lunes, se echan a perder!
Facebook tiene diferencias que poco o nada se parecen a las de Twitter, Google+ y a tantas otras plataformas. Ni se parecen entre sí blogs, chats o cualquier foro, con sus lenguajes específicos. Clic para tuitearCada uno de esos contextos es de su padre y de su madre… ciborgs; conviene saberlo para no traspapelar las reglas de comunicación. ¿Vamos a necesitar un manual de estilo para escribir en cada una de esas plataformas? Desde luego, hay que conocer lo básico: qué es privado y qué es público, qué es adecuado y qué no. Y pensar si la corrección lingüística debe ser ampliable a todas las opciones o deben librarse algunas.
Al plantearme si monerías y gracias es lo primero que se esfuma con un lenguaje cuidado, me digo que no. Rotundamente. Esto va por otro lado.
Me estoy acordando de los tuits ofensivos y de la (presunta) limitación de la libertad. ¡Ah! Y esto me lleva a las rotondas (a las rotondas, sí) y a otras disquisiciones. Pero eso te lo cuento en nuevas pesquisas sobre si el dichoso manual de estilo para escribir en Internet es pertinente o no.